La directora española Carla Simón, premio a la mejor ópera prima en la Berlinale con su largometraje "Estiu 1993" ("Verano 1993") subrayó hoy, en una rueda de prensa, que hacer esta película fue como poner en orden todos sus recuerdos, ya que la historia se basa en su propia infancia.

La cinta cuenta como Frida, de seis años, se ve obligada a dejar la gran ciudad tras la muerte de su madre a causa del sida para ir a vivir con sus tíos al campo, y las dificultades que experimenta para adaptarse a esa nueva situación a pesar de contar con todo el amor y el afecto de su nueva familia.

Para Simón, uno de los objetivos importantes a la hora de contar esta historia, que el espectador vive a través de los ojos de Frida, era el de incluir el punto de vista de los otros personajes.

El "casting" para encontrar a la actriz que debía encarnar a Frida se prolongó durante casi medio año y se presentaron unas mil niñas, explicó Simón, quien recordó que, en definitiva, estaban buscando a alguien que la representara a ella misma.

Lo importante para la directora era que la actriz, igual que ella misma y que la protagonista, fuera de la ciudad y de alguna manera "no se sintiera cómoda" en el campo y también que quizás no proviniera de una "familia convencional", algo que Simón cree que es posible ver en los ojos de alguien.

En ese sentido, señaló que la actriz que finalmente encarnó a Frida, Laia Artigas, tiene una gran "intuición", pues no leyó el guión para interpretar su papel.

La realizadora, que recordó que se trata de su propia historia, explicó que la idea del filme surgió después de haber rodado un corto de dos niños "que se enfrentan a la muerte por primera vez".

El film no solo se hizo con el premio a la mejor ópera prima, dotado con 50.000 euros, sino que además fue distinguido con el gran premio especial del jurado en la sección Generation Kplus de la Berlinale, destinado al público juvenil.

El galardón, dotado con 7.500 euros, será compartido, exaequo, con la coreana "Becoming Who I Was", de Chang-Yong Moon.