Cuatro décadas y sesenta exposiciones después, Domingo Vega nos convocó en el Ateneo de La Laguna con su inquietante legado, su equipaje de asombros y los personalísimos y pulcros modos de su envidiable madurez. Llegó con un muestrario magro que, a la vez, reafirma y niega con un viejo término de Heidegger, desempolvado por el argelino Jacques Derrida y usado, con impar fortuna y a boleo, por intelectuales solventes, charlatanes de feria y críticos de solapa, teóricos omnívoros y cocineros estrellados.

Vaya de entrada el reconocimiento respetuoso al título, y la consiguiente felicitación, al correcto uso de su "Deconstrucción biográfica", con el que nuestro admirado amigo hace inventario provisional de su vida y obra libres, siempre libres y, por tanto, en hora con lo que se piensa, se dice y se hace por los castigados mundos de afuera que, en primera y última instancia, comparten dificultades y dolor.

Que nadie se llame a engaño; el pintor -que guarda con celo el adjetivo de autodidacta- ni rompe ni truca su memoria ni, mucho menos, traiciona su recorrido; si acaso, por mera literalidad, enseña en paridad sus criaturas ambiguas -ahí está la gloria de un estilo, o un espíritu, en decadencia y caída libre- y las contradicciones que, como piedras imprescindibles y desiguales, calzan los cimientos y mantienen el incierto y fascinante equilibrio de sus construcciones personales que, desde lo que alcanza mi recuerdo, jamás dejaron de sorprenderme y emocionarme.

Manda en el empeño un lar familiar de los principios y finales, que se proyecta en un itinerario, o camino iniciático, donde la cuidada taxonomía de animales y plantas rezuma igual sabiduría y cuidado que los retratos, ya en la mímesis bifronte del romano Jano, ya en la mística humildad de los blancos zurbaranezcos, ya en su potencia como defensor del imperio y símbolo capitolino, arrojando aceite hirviente y maldiciones sobre los enemigos eternos del orden y la belleza, del esfuerzo y la actitud creadora que, como manifiesta Vega, "es un estímulo siempre renovado que hace entender la pintura como fuente inagotable del conocimiento".