Desde los principios del arte conceptual, la creadora Adelaida Arteaga muestra en el Centro de Arte La Recova, hasta el próximo 6 de noviembre, su trabajo más reciente, un conjunto de instalaciones que se reparten por este espacio de la capital bajo el título genérico "No tener nada y tenerlo todo".

Dispuestas en la entrada, un conjunto de mirillas con pestañas proponen nuevas miradas, otras perspectivas de la sala, y reivindican la particular visión de la mujer; apoyados en la pared y proyectando sombras, un elemento siempre presente en las obras de Arteaga, se alinean los horcones, tutores de las plataneras, de los que brotan fragmentos de radiografías de cerebros o vértebras humanas; en la centralidad de la sala, unas hileras de botes de cristal se alinean a la manera de los surcos de un terreno, "medio vacíos o medio llenos", según se miren, y en su interior reposan sumergidas las semillas de berros que germinarán con los días, o bien pegado a la pared un corazón se ramifica.

De fondo, un vídeo de 12 minutos proyecta en plano secuencia el descenso de un coche desde el Teide por la carretera de La Esperanza, acompañado de un sonido de mezclas, en el que han aumentando los graves y ralentizado las imágenes del azul, el cielo, y los oscuros, la zona de pinar.

Estas son algunas de las imágenes con las que Arteaga propone reflexionar sobre lo que entiende como austeridad en tiempos de crisis.

La artista, galardonada con el primer premio de la Bienal Regional de Artes Plásticas Santa Cruz de Tenerife-Cepsa 2015, explica que la idea surgió a raíz de la dificultad que le suponía conseguir patrocinadores, razón que la llevó a recopilar material mediante donaciones de particulares vía Facebook.

De esta manera, señala, "he logrado que personas que no mostraban interés por el arte moderno ahora se pregunten qué se ha hecho con esos objetos que cedieron".

Adelaida Arteaga sostiene que en tiempos de crisis resulta obligado "reencontrarse con lo esencial" y entre los principios que definen la filosofía de esta muestra se percibe la idea de "renunciar a la ética del objeto y abrazar la estética del trabajo", pronunciamiento que lleva a "desechar las imágenes absurdas del éxito" y valorar "la mesura, la dignidad. Ingeniar y trabajar sin apenas nada".