Intuye que los lectores quieren saber un poco más de la comisaria Ruiz, protagonista de sus dos primeras novelas ("Verano en rojo" y "Margen de error"), pero ella rompió temporalmente ese vínculo para crear la historia con la que se colocó como finalista del Premio Ciudad de Santa Cruz Noir ("Los ciervos llegan sin avisar"). La santanderina Berna González Harbour (1965), editora del suplemento "Babelia" (El País), organizó este misterio a partir de una experiencia personal en la que se encontró cara a cara con la muerte... "La realidad es mi materia prima, es como la harina del panadero", confiesa uno de los integrantes del equipo fundacional de la versión digital de El País.

¿Hasta qué punto le interesa pegar sus aventuras literarias al pulso de la calle?

Siento que la realidad es mi materia prima, tanto como periodista como novelista. Además, yo no sé moverme ni en el territorio de la ciencia ficción ni en el histórico. Son géneros por los que siento un gran respeto y admiro a quien lo sabe hacer bien.

¿Y esa realidad es la que le hace transitar una veces por el periodismo y otras por la ficción?

Manejando esa realidad puedo hacer periodismo y puedo hacer ficción... Esa es una línea clara, más bien una frontera bastante espesa en la que no encuentro dificultades para moverme por ella. El periodismo es la verdad cien por cien. Cada dato debe estar comprobado y en él no se otorgan concesiones a la creación o la imaginación. Los niveles para contrastar una noticia importan mucho más que el estilo, que sí que tiene que ser agradable y eficaz para atraer la atención de los lectores, aunque nunca al mismo nivel que la creación literaria. En el periodismo todo está sujeto a la verdad, mientras que en la novela la no verdad hace volar la imaginación: la verosimilitud es la palabra maestra para hacer una novela.

Esa capacidad para volar de la que habla es imposible encontrarla en una redacción, ¿no?

En una novela puedes resolver todo lo que no resolviste como periodista. La ficción te da la posibilidad de vengarte, de abrazar o matar a los malos, de entrar en escenarios imposibles... Esa es espesa barrera que separa mis dos realidades.

¿Al final lo que quieren los lectores es que alguien les cuente algo que es muy difícil que aparezca en un periódico?

Por lo menos que se resuelvan los casos que el periodismo, la Justicia o la Policía no son capaces de arreglar. En esta sociedad no siempre ganan los buenos y la ficción es una gran herramienta para contar cómo los malos se apuntan esas victorias morales.

Carmen, uno de los ejes de "Los ciervos llegan sin avisar", es un personaje que está muy conectado con la realidad que vivimos en la plaza de cualquier ciudad, en el supermercado de la esquina o en la cola de la oficina del paro...

Por eso necesitaba abandonar momentáneamente a la comisaria Ruiz, que es una policía muy eficaz, para buscar a una persona más normal que tuviera las virtudes y los defectos que tenemos las personas normales. Carmen es una directiva de una empresa que cierran por problemas económicos. Al principio creía que estaba a salvo de los despidos, pero acaba cayendo en un ERE. Es la historia de tantos españoles que no se han salvado, o que no nos hemos salvado, de los recortes, despidos, de la inestabilidad social que percibimos a diario ojeando un periódico o escuchando la radio. Carmen, sobre todo, representa el fin de las certezas, es decir, que es un ser que percibe en primera persona que en esta sociedad no hay nada asegurado... Lo que se pincha no solo es una burbuja económica, sino moral, porque cuando todo se derrumba a tu alrededor el único refugio que encuentras es la familia o alguna persona que siempre ha estado cerca de ti.

¿Sea en un lado o en el otro, lo que siempre está es una contadora de historias?

Todo lo que una persona vive influye en su yo literario... Mi primera novela tardó en aparecer, pero llegó, que es lo verdaderamente importante. Hay gente que empieza muy pronto en el mundo de la novela y enseguida no sabe de qué escribir. No es mi caso. Por fortuna tengo carrete para sacar unas cuantas historias más.

¿Qué espera descubrir en su próxima participación en el Tenerife Noir?

Una oportunidad para encontrarme con muchos desconocidos que han llegado hasta mí a través de mis novelas. Lo que más me gusta después de escribir es el contacto con los lectores.

¿Ese contacto es distinto en función del lado por el que venga Berna González Harbour?

Totalmente... No es lo mismo que me conozcan a través de un periódico que por el contenido de las páginas de un libro. El lector de novelas te quiere de otra manera y los escritores sabemos que hay que generar esa empatía. Si no se buscara esa conexión entre el autor, un texto y las personas que tienen acceso a él esto sería tan sencillo como guardar una novela en el escritorio de casa. Lograr publicar y conseguir que alguien se acerque hasta ti para decirte que a ella le ha pasado lo mismo es una experiencia muy difícil de explica: placentera, pero complicado de explicar.