Pocos proyectos culturales en Canarias pueden hablar de una vida de cuatro años, habiendo atravesado además por alguno de los peores años de la crisis. El LEAL.LAV se encuentra en esa tesitura; en el año 2016 se encamina hacia la culminación de su primer lustro de vida. Y eso, hablando de artes escénicas contemporáneas, es mucho decir.

Detrás de este proyecto, en perfecta coordinación con los responsables del Organismo Autónomo de Cultura del Ayuntamiento de La Laguna, se encuentra Javier Cuevas, ideólogo y coordinador de este Laboratorio de Artes en Vivo. Él, con una visión panorámica de lo que ocurre en territorio nacional, afirma que no hay muchas más propuestas de estas características que resistan en España: "Desgraciadamente, pocas". ¿Y cuál es la valoración que se tiene de este proyecto más allá de los límites geográficos canarios? "Eso es algo que se debe expresar desde fuera. Y por suerte ya hemos podido escuchar reflexiones como las de Agnés Mateis, performer y creadora catalana que abrió hace unos días la programación de 2016 con Hostiando a M. Ojalá este proyecto tuviera muchas fotocopias en todo el territorio nacional. Para los artistas y compañías nacionales, llegar al LEAL.LAV es pasar por un lugar que les da cierto caché y reconocimiento de cara a otros teatros y festivales". Esto, como solo un ejemplo de lo que se está alumbrando al resto del territorio nacional desde La Laguna gracias a la perseverancia de sus ejecutores y una firme apuesta política.

Para Cuevas, después de esta primera andadura de cuatro años, "el LEAL.LAV se mantiene como proyecto que sigue fiel a sus orígenes y que evoluciona con la ciudad. Un proyecto que no juzga, que acompaña, que se equivoca, que rectifica y que está ahí para apoyar el trabajo del artista comprometido con los nuevos lenguajes de la escena, con las nuevas formas de entender ese milagro que sucede entre el que acciona desde su cuerpo en el escenario y el que acciona el escenario con la mirada".

¿Y qué pasa con las artes escénicas en Canarias? "Las artes escénicas en Canarias -afirma Javier Cuevas- sufren una dualidad y unos contrastes que también observo en otras ciudades de nuestro país. Y este contraste reside fundamentalmente en la gran distancia existente entre una manera muy conservadora y tradicional de entender la escena como un lugar para la representación de la realidad (unas personas imitan lo que pasa en la vida y las ponen en un escenario para que otras personas jueguen a que se creen esta convención y se identifiquen con situaciones y tramas) y una forma más actualizada y contemporánea de entender la escena como un lugar de no-representación: un espacio performativo, de reflexión y de acción. Complejo, lleno de pliegues y con más preguntas que respuestas, con muchas capas y lecturas, político per se, no necesariamente orientado al entretenimiento sino a la ampliación de la comprensión que el ser humano puede tener de sí mismo y del tiempo y el lugar que le ha tocado habitar. Digamos que Canarias ha orientado sus recursos en las últimas décadas en fomentar cierto inmovilismo y pocas dosis de riesgo o de novedad en sus propuestas".