omo un regalo de Reyes, hemos recibido este nuevo libro de la poetisa tinerfeña Ana Dorta Luis. Nada tiene que ver este con el primero, puesto que en el anterior, titulado "Soy árbol", encontramos a una mujer impetuosa, fuerte, azotada por las olas del mar de la existencia; ora sube, ora baja, pero siempre erguida, como una bandera que ha ganado la batalla.

Prologa el libro el cantautor Ángel Fernández Hernández (Anyelo) y nos comenta en una de sus magníficas reflexiones: "¿Dónde pone el ser humano sus sueños, hasta dónde los empuja, cuáles son los caminos naturales que un alma dentro de un cuerpo recorre para ser feliz? ¿Son iguales los sueños de Alejandro con cinco añitos que los sueños que Alejandro tendrá con cuarenta vueltas al sol?"

Su madrina Anona también dice en la introducción: "Me siento privilegiada por verle hacerse grande, aún en la distancia muchas veces: fuerte, curioso, inquieto, saltarín..."

Igualmente Aranzazu Luis, componente de la tertulia Garoé, escribe en el epílogo: "Historias que nos transportan a momentos, personajes y sensaciones de nuestra infancia".

La portada e interiores, obra del pintor y escultor Francisco Hdez. Fuentes, nos habla ya con su color rojo granate de la pasión que esta mujer pone en todo lo que hace.

Ana, al nacer en el norte de la isla, concretamente en Los Realejos, es una apasionada de la naturaleza; las cumbres, el viento y la altivez de nuestro Teide han hecho mella en su alma, creo que toda esa belleza ha sido como el embrión de su arte, todo ha tenido su papel para que Ana, hoy, sea la poetisa que es.

Estos cinco "Sueños de Alejandro" guardan en sus 55 páginas las ilusiones y esperanzas de la abuela: ilusión de que Alejandro se divierta, y esperanza de que tome amor a las letras; en ellos encontramos a una abuela que se deshace ante una sola caricia de su nieto. La mujer luchadora y fuerte de la que hablamos antes se transforma en una especie de plastilina de amor que Alejandro moldea a su capricho.

ada sueño tiene una enseñanza, una especie de "sueño-Fábula" con su adecuada Moraleja. En el "Pajarito hablador" encontró Ana oportunidad para ponderar y piropear a nuestra isla hablando de sus bellezas; pero es en el titulado "El primer diente de Alex" donde la ternura se dispara diciendo: "Hoy Alejandro ha recibido una visita especial. Un nuevo diente ha brotado en su boquita, llegó con mucha prisa, empujando a otro diente pequeñajo que se hallaba en su lugar. El nuevo diente le dijo al pequeñajo: ¡Eh! peque, déjame sitio, ha llegado el momento de que te vayas a casa del Ratoncito Pérez y que le traiga un regalito a Alejandro". Aquí está condensado todo el amor que emanan los cinco sueños, en una cosita tan simple como el brote de un diente.

Ana, en esta segunda entrega, se delata a sí misma y vemos que es como la Sabina herreña que sabe amoldarse y doblegarse ante los besos de su nietecito.

El libro fue presentado en el TEA con la asistencia de numerosos amigos. Yo les invito a que lean estos sueños cargados de imaginación, de poesía, y de amor limpio, como la nieve que ha cubierto nuestras cumbres en este mes de enero. Gracias, Ana, por hacernos pasar un rato agradable leyendo los "Sueños de Alejandro".

*Escritora