A lo mejor ya he me habéis leído o oído hablar de ello alguna vez. Pero es que a veces me parece que cada vez que damos un paso adelante, no tardamos en dar otro hacia atrás. Lo cierto es que la moda y la publicidad, muchas veces, no nos tratan a las mujeres como deberían. Muchas siquiera nos damos cuenta de ello y casi ninguna nos quejamos. Lo que debería indignarnos, nos pasa desapercibido. Quizás porque la mujer esté acostumbrada a ser vista como un objeto demasiadas veces, y por demasiado tiempo, en los medios de comunicación y en la moda.

Algunas empresas lo tienen más difícil, por el tipo de producto que venden.

Una vez más la firma americana de lencería femenina Victoria Secrets estuvo en medio a un huracán de quejas por su campaña llamada "El cuerpo perfecto". Con sus famosos "ángeles", Victoria Secrets anda siempre en el hilo de la navaja. Son famosos sus desfiles de fin de año y sus catálogos cargados de retoques de photoshop para afinar cinturas, piernas y brazos de modelos ya escuálidas. Su ultima campaña no ha hecho ningún favor a la imagen de la firma, que debe tener a su departamento de comunicación bastante ocupado esos últimos días.

"El cuerpo perfecto" ha encendido a la comunidad internacional y el envío de una petición con el nada despreciable numero de más de 25 mil firmas ha hecho que la marca retirase la campaña. La promotora de la petición, la británica Frances Black, dice que la firma debe disculparse por el "mensaje nocivo que emite su campaña sobre los cuerpos de las mujeres y la forma en que deben ser juzgados".

A primera vista hasta pode parecer una tontería para muchas personas. Pero no es así. La verdad es que el desfile de Victoria Secrets es algo que debería ser analizado por profesionales de distintas áreas. Me encantaría oír a sociólogos, psicólogos, comunicadores, educadores, hombres y mujeres, opinando y debatiendo libremente sobre el ello. Yo intento. Os lo juro. Pero la verdad es que la belleza de las súper modelos no es suficiente para que yo no vea lo que hay detrás de todo ello: la vulgarización extrema del cuerpo femenino y, como consecuencia, de la mujer, la institución de una perfección imposible como única forma de belleza posible y lingerie de gusto bastante dudoso. Todo ello aconteciendo entre plumas y sujetadores con strass en una sociedad con un creciente numero de niños, adolescentes obesos y institutos con detectores de metal. Y es que si pensamos un poquito, la cosa es bastante compleja.

Aunque la ropa íntima sea el campo perfecto para poner a la venta el cuerpo femenino y sembrar la discordia entre hombres y mujeres, aparecemos desnudas en todo tipo de publicidad. Tom Ford, por ejemplo, es conocido por sus campañas subidas de tono, sobre todo en relación a las mujeres. El diseñador estadounidense empezó a enseñar a que venía cuando dirigió la firma italiana Gucci. Sacándola de un periodo de estancación, erotizó los diseños de la marca y sus publicidades subidas de tono, son comentadas hasta hoy. ¿Quien podrá olvidar la famosa publicidad de la modelo con el pubis depilado en forma de letra "G" de Gucci?

Al principio el efecto podría parecer interesante, artístico, osado. Pero la cosa no fue nada bien. En seguida aparecieron las escenas que nos remetían, casi siempre, a una mujer subyugada. Una especie de "moda" se instauró en la publicidad. En el mismo período, otras marcas como Calvin Klein o Dolce & Gabbana siguieron el mismo camino. La publicidad "sexualizada" llegó a su ápice con la publicidad de Dolce & Gabbana que, para la gran mayoría, era la clara fotografía de una violación, con varios hombres al rededor de una mujer que, tirada al suelo, parecía resignarse sin luchar contra el supuesto agresor de turno. Hasta aquí podríamos llegar.

Miremos como lo miremos, la publicidad y la moda tratan especialmente mal a las mujeres, aunque seamos nosotras sus mayores consumidoras. Algo estamos haciendo mal. La cuestión es, si no hablamos de ello, si no nos quejamos y exigimos un trato respetuoso, seremos no solo víctimas sino también cómplices de ese maltrato a la imagen femenina. Ya llega.