La historia se repite. Un baño, un reguero de fármacos y la estrella que cae para siempre. Ese es el guión más comentado cada vez que la sociedad es sorprendida por la muerte de un famoso al que veían fuerte como un roble. El último en desmoronarse ha sido Robin Williams. El cuerpo sin vida del actor nacido en Chicago, ganador de un Oscar por su papel secundario en "Good will hunting", apareció el pasado lunes en su residencia californiana (Tiburón). Todos los indicios conducen al suicidio.

La lista de fallecidos con este perfil es enciclopédica. Sin entrar en demasiados detalles saltan nombres tan reconocidos como Heath Ledger, Marilyn Monroe, George Reeves, Natalie Wood, River Phoenix... El riesgo a la hora de dejar de citar estrellas que se apagaron de forma traumática es mayúsculo, pero hay nombres que se repiten envueltos en un halo de misterio que roza la locura. La maldición de "Rebelde sin causa", por citar un ejemplo, es el Triángulo de las Bermudas del séptimo arte. Y es que al repentino adiós de Wood hay que sumar las de James Dean (Jimmy Stark), Sal Mineo ("Platón" Crawford) y Nicholas Ray, quien compartió las funciones de director y productor de una cinta que pasó de puntillas por los Oscar de 1955: Nicholas Ray (producción), Mineo -apuñalado hasta 37 veces en la vía pública- y Wood solo se quedaron con la condición de nominados.

El adiós de David Carradine, el mítico Kung fue, también generó un revuelo mediático por la aparatosidad del caso: el cadáver del actor californiano fue localizado en un lujoso hotel de Bangkok desnudo, maniatado a un armario y con una cuerda que le rodeaba el cuello y los genitales. Tony Scott, hermano de Ridley Scott y director de "Top Gun", se arrojó al vacío desde un puente del puerto de San Pedro de Los Ángeles. En un primer momento se difundió que la causa principal había sido una enfermedad incurable, pero su entorno familiar desmintió que estuviera afectado por un cáncer.

Otra de las despedidas difíciles de entender fue la del australiano Heath Ledger, quien murió de una sobredosis de medicamentos recetados antes del estreno de "El caballero oscuro" -su rol de Joker le dio un Oscar cuando ya estaba enterrado-, y tras triunfar en un filme de vaqueros que rompió moldes ("Brokeback Mountain").

Brandon Lee, que perdió a su padre en un aparatoso accidente (Bruce Lee), recibió un disparo mortal en el rodaje de "El cuervo": nadie ha aclarado quién cambió el cartucho de fogueo por una munición real. Pero si existe un icono de Hollywood que decidió irse antes de tiempo ese fue Marilyn Monroe. El adiós de la pieza clave de "La tentación vive arriba" fue una cuestión de Estado y medio siglo después las interrogantes siguen sobrevolando uno de esos casos incómodos para la Casa Blanca.

Paul Walker se mató en 2013 en un accidente de tráfico tras rodar en Tenerife "Fast & Furious 6". Al estadounidense le dio tiempo de participar en la séptima entrega de la saga de carreras de coches antes de que el coche en el que viajaba como copiloto se diera contra un árbol en el barrio de Valencia de su Santa Clarita natal (California).

Pero en el mundo de la música también ha habido muertes sonadas. Todas de alguna forma conectadas con aquella frase que firmó James Dean: "Vive rápido, muere joven y deja un bello cadáver". Algo que cumplieron al pie de la letra Kurt Cobain, cantante de Nirvana, o Amy Winehouse, quien en 2011 no pudo levantarse de una de sus múltiples caídas -el alcohol y otras adicciones aceleraron su resbalón definitivo- cuando solo tenía 27. Jim Morrison, el ex-Roling Brian Jones, Jeff Buckley o Elliot Smith fueron elementos claves de una relación que está coronada por los reyes del rock and roll y del pop: Elvis Presley y Michael Jackson.

La versión oficial es que al primero le dio un ataque al corazón fulminante, mientras que a Jacko, casado con Lisa Marie Presley, lo encontraron muerto en una de las habitaciones de un paraíso llamada "Neverland". Los incrédulos, o fantasiosos, creen haber visto más de una vez a Elvis Presley paseando sobre la arena de Hawaii. ¡Simples réplicas; el rey está muerto!