Exitazo. Así puede calificarse el espectáculo infantil que ayer se representó en dos funciones en el teatro Leal de La Laguna y que en ambas agotó las entradas para ver de cerca a Pippi Langstrump.

Basado en las aventuras de este polifacético personaje, la función, con gran contenido musical, dio a conocer el particular y casi surrealista mundo de esta niña -huérfana de madre y con un padre pirata perdido por los Mares del Sur- que vive con un mono (el señor Nilsson) y un caballo con los que conversa y que no atiende a más autoridad que a la de su imaginación y al sentido de la amistad.

Para los más pequeñitos, -de tres años en adelante-, fue todo un espectáculo repleto de color y canciones; para los algo mayores se tradujo en toda una enseñanza sobre lo que es la magia, los sueños y la libertad, y para los adultos se convirtió en un auténtico pasaje de vuelta a la infancia caracterizada por la inocencia, la bondad y las ganas de descubrir el mundo sin hacer caso a convencionalismos y estereotipos.

Con la risas aseguradas de principio a fin, no es de extrañar que al bajarse el telón Pippi tuviera que salir en varias ocasiones para recoger su merecida ovación.