El Club Oliver, bajo la presidencia de Pablo Machado Martín, plantea una propuesta gastronómica en la que fusionar tradición y modernidad, un reflejo de lo que esta sociedad representa y que, a lo largo del tiempo, sigue conservando en su esencia los patrones de un ambiente elegante y acomodado en una cocina con clase.

Con 500 socios, este selecto club supone, además de un espacio para el ocio familiar, un lugar que también acoge eventos de carácter empresarial, político y social

En este sentido, la pareja que forman Miguel de la Vega (6 años regentando La Cazuela) y Antonio Sáez (creador entre otros establecimientos de Los Reunidos) "marida" a la perfección este proyecto que encuentra en esa mansión colonial de distinguido porte el lugar ideal donde desarrollarse.

La juventud del chef Abel Ferrándiz -tan solo 24 años, pero con una formación y un bagaje densos- no hace sino reforzar la idea de ese espíritu renovador que se hace realidad en la mesa.

Así, el menú degustación representa un ejemplo de precisión y buen gusto culinarios, en buena medida el delicioso lomito de cherne con aroma de nuestra tierra y pimientos asados (foto), sobre la base de un escaldón y preparado con doble golpe de plancha y toque de horno. Eso sin desmerecer la deconstrucción de crema de berros y millo; el espejo de aguacates con salmón de Uga y brotes; el cochinillo lechal deshuesado y cocinado a baja temperatura; los postres; el maridaje de los vinos y la atención.

Elegancia y clase.