Disney y Dreamworks han puesto sus ojos en un pequeño festival canario de animación cuyo presupuesto no llega ni a la centésima parte de cualquiera de las películas que producen: Animayo, el único de Europa que en estos momentos proyecta sus cortometrajes en sus estudios de EEUU.

"Soy canario, he crecido con el no, con el no se puede, con el aquí no es posible. Pero, ante eso, solo hay dos opciones: o te achantas, o te lo tomas como un reto", asegura el productor Damián Perea (Gran Canaria, 1974), alma mater de Animayo.

Este joven realizador decidió "no achantarse". Con 20 años fue candidato a los Goya con su primer corto de animación en stop-motion "Podría ser peor", luego dio vida a "Los García", la familia de plastilina que explicó a los españoles el euro.