El filósofo francés Bernard-Henri Lévy presentó hoy en Cannes su visión personal de la revolución libia, un año después de los acontecimientos que propiciaron el derrocamiento del régimen de Muamar el Gadafi.

"El juramento de Tobruk", codirigida además por Marc Roussel, es una cinta que el escritor y cineasta judío trajo al Festival de Cannes, fuera de competición, y en la que muestra el "así se hizo" de la guerra en el país norteafricano.

"Hay un juramento entre los occidentales y los libios, y ambos tienen que ser fieles a él", dijo Lévy a un grupo de cuatro medios extranjeros, entre ellos Efe, al explicar el título de este documental programado la víspera de la clausura de la competición en Cannes.

"Implícitamente, Europa y América ayudaron a Libia a liberarse a sí misma. Sin el mundo occidental Bengasi habría sido destruida, Misurata habría desaparecido", recordó el autor, que narra el documental y a quien se ve en él en sus esfuerzos por implicar a la comunidad internacional en la intervención en territorio libio.

"Por otro lado, los libios juraron comprometerse a sí mismos en el camino hacia la democracia. Todos tienen que ser fieles a ese juramento", indicó.

Acompañado de un fotógrafo que llevaba una máquina con la que además se podían grabar imágenes en movimiento, el autor decidió una vez avanzaban sus gestiones al más alto nivel político utilizarlas para posteriormente montar este documental.

En la cinta se muestran entrevistas que él mismo mantuvo con el primer ministro británico, David Cameron; la secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton y el presidente francés, Nicolas Sarkozy.

"Los tres (...) no fueron inútiles en absoluto, fueron grandes. Hicieron lo que nadie había hecho antes, nunca".

"La guerra en Libia no tenía precedentes: una guerra de intervención, sin interés internacional, sin intereses económicos, sin ocupación, sin razones colonialistas, sólo para evitar una masacre, eso nunca pasó en la historia", recordó.

El filme no es, como indicó su productor, François Margolin, una película sobre la guerra en Libia como se haría para la televisión, sino el punto de vista de un hombre.

Lévy defiende esa forma de narración y cita la "tradición de los documentales que se han hecho así. Si uno ve los documentales unerground estadounidenses (...) todos son gente que documentan al mundo y a sí mismos de la misma manera, porque lo que hay es un encuentro".

"La idea de un ojo objetivo quizás sea algo de la televisión, pero no del cine. Los documentalistas que yo admiro son esos", explicó el filósofo, autor de obras como "L''idéologie française" y que es el representante más destacado de lo que se denominó los "nuevos filósofos" de Francia.

Como intelectual, se situó claramente a favor de la intervención en Bosnia durante la guerra de los Balcanes en los años noventa del siglo pasado y se pronuncia claramente también por una actitud occidental similar en el caso de la crisis en Siria.

Y ello porque, como declaró hoy en Cannes, "no podemos cerrar la puerta. Los demócratas tenemos que dar la bienvenida a las buenas noticias de los pueblos en libertad, no podemos decir que son incapaces desde el comienzo, que las libertades les están prohibidas".

"Si el resultado es malo, entonces veremos, pero desde el principio, no, de otra manera sería desagradable para los occidentales: decir que tenemos el monopolio de la libertad y que otra parte del mundo no tiene derecho a ella".

Ello no le impide considerar que, en el caso egipcio por ejemplo, "estamos en el medio de un proceso. Hay logros buenos y malos".

Pero cree que en el caso de Libia, menos de un año después de los sucesos que narra en su documental, "las elecciones, el libre debate (...) son un avance y (..) diría que el equilibrio entre buenos y malos logros es favorable. Libia ahora va por el buen camino".