No es ningún secreto que Canarias tiene en Andrés Sánchez Robayna a uno de sus más notables escritores y analistas literarios, un autor cuyo prestigio trascendió hace tiempo las fronteras isleñas y que pese a ello (o precisamente por ello) no se prodiga excesivamente en la denostada vida cultural del Archipiélago. En una de sus contadas apariciones públicas, apadrinó recientemente en La Laguna la retrospectiva dedicada a Antoni Tàpies, el eminente artista catalán fallecido el pasado 6 de febrero al que conoció y trató durante sus años en Barcelona.

Catedrático de Literatura Española de la Universidad de La Laguna y director del Taller de Traducción Literaria de esta institución, Sánchez Robayna (Santa Brigida, 1952) no esquiva ninguna de las cuestiones que se le formulan a lo largo de la presente entrevista, entre ellas la espinosa propuesta de unificación del distrito universitario en Canarias, idea para la que considera que la sociedad isleña "no está aún madura".

A propósito de "La sombra y la apariencia", Juan Goytisolo habla de la relación privilegiada que tiene usted con algunos pintores, entre los cuales está Antoni Tàpies. ¿En qué obras se concretó su colaboración con el artista catalán?

Las relaciones entre las artes me interesan desde hace mucho tiempo, y he colaborado a menudo con artistas plásticos. Siempre admiré los libros que Tàpies hacía con escritores. Su idea de "libro" era apasionante, en lo material y en lo conceptual. Su forma de interpretar gráficamente los textos, de relacionar poema e imagen gráfica, era única, una especie de alquimia. Hizo el dibujo de cubierta de mi poema extenso "El libro, tras la duna", publicado en 2002, y tres años después hicimos juntos el libro "Sobre una confidencia del mar griego". También colaboró en Syntaxis, la revista que dirigí en los años 80. Nuestra relación nació en la época en que viví en Barcelona, a través de otro gran amigo común, Joan Brossa. Era una persona de extraordinaria generosidad, y mantuvo siempre un diálogo vivo con los jóvenes.

Un texto del premio Nobel Günter Grass abrió recientemente las cajas de los truenos en Alemania e Israel. Que un poema genere este tumulto, ¿significa que no todo está perdido?

La poesía siempre está ahí, para quien quiera leerla o desee oírla. Otra cosa es su repercusión pública. El poema de Grass, cuyo valor no entro a juzgar, es muy problemático. Para empezar, es un escrito que parece responder exclusivamente a una intención, política en este caso, para mí muy alejada de lo poético. Pero ya que denuncia a un Estado, Israel, que se cree a sí mismo más allá del bien y del mal, ¿por qué Grass no denunció también al estado iraní? Hay que recordar que Israel no hace caso a las resoluciones de Naciones Unidas, pero tampoco Irán, condenado por la ONU en seis ocasiones.

La actividad del Taller de Traducción Literaria de la Universidad de La Laguna continúa después de diecisiete años. ¿Qué últimos trabajos de importancia se han generado en su seno?

Lo más reciente es el extenso volumen titulado "Ars poetica. Versiones de poesía moderna", que publicó Pre-Textos hace unos meses, con treinta y cinco autores traducidos, entre ellos poetas suecos, polacos, rumanos, checos y rusos, traducidos directamente. Dentro de poco saldrá la traducción de "El puente", de Hart Crane, en versión de Margarita Fernández de Sevilla y Sally Burgess. Tenemos muchos proyectos. Viajaremos dentro de poco a Italia para participar en un congreso sobre traducción. Y estamos publicando un boletín trimestral que informa de nuestras actividades.

Dirigió hace años el proyecto canario de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. ¿Cómo valora algunos de los últimos recortes introducidos por el Gobierno, entre ellos cancelar la financiación de los campus de excelencia?

Ha habido no sé cuántas renuncias de este tipo. El hachazo a la investigación es el más grave de todos.

¿Cree al ministro Wert cuando dice que la Educación es una prioridad para el Gobierno?

Los hechos están hablando por sí solos, y los recortes en Educación ya son una realidad. En momentos tan difíciles como estos, sospecho que aún vendrán nuevos recortes en este sector. No, no parece que Educación sea una prioridad. No parece que ya haya ninguna prioridad más allá de la salvación de la banca.

¿Cómo va a afectar esta política de ajustes al porvenir de la educación de España? ¿Ve posible una semiprivatización de la educación pública, como se vislumbra en el ámbito de la sanidad?

El problema empieza en la misma reforma laboral, que atenta contra el modelo constitucional de relaciones laborales, según todos los especialistas. Estamos asistiendo no ya sólo a recortes fundados en una realidad económica difícil, sino al desarrollo práctico de una ideología, la del partido hoy en el gobierno, que tiene mayoría absoluta. Las privatizaciones, completas o a medias, son perfectamente congruentes con esa ideología, su resultado lógico. En cuanto a la realidad universitaria, puedo dar testimonio del profundo descontento que están suscitando las nuevas medidas, que no se han consensuado con los profesores. No me extrañaría que hubiese en la universidad española, en los próximos meses, una protesta generalizada. El deterioro de la enseñanza no se arregla con estas nuevas medidas. Son necesarias determinadas reformas, pero no la constante remoción del sistema. La normativa de Bolonia no está demostrando ser eficaz desde ningún punto de vista. Ahora el Ministerio ha decidido que una comisión de expertos diseñe una nueva reforma de las universidades. Entretanto, no se ven reformas de ningún tipo en el sólido sistema de prerrogativas y privilegios de la propia clase política.

¿Qué opina sobre el conflicto desatado por la propuesta de establecimiento de un distrito único universitario por parte de la Consejería de Educación?

Se suele olvidar que el distrito único es un viejo proyecto, una idea que nace ya en los años noventa. Sospecho que se trata de una propuesta para la cual la sociedad canaria no está todavía madura. Hay algo en el inconsciente colectivo de las Islas que rechaza la idea porque la asocia a predominio o superioridad de una isla sobre otra, cuando, en principio, es sólo una forma de organización, de simplificación administrativa.