Varios restos arqueológicos al parecer pertenecientes a un asentamiento romano, entre ellos cerámica y fauna marina, han sido localizados en la isla de Lobos, al norte de Fuerteventura, ha informado hoy el Cabildo de Fuerteventura.

La directora de la investigación, Carmen del Arco Aguilar, catedrática de Prehistoria de la Universidad de La Laguna, considera que "por ahora son todo meras valoraciones, pero si se confirman con análisis mas detallados, estaríamos ante un hito importante para el mejor conocimiento de los poblamientos en Canarias".

Este hallazgo es especialmente importante porque hasta el momento no existen referencias de yacimientos con este tipo de actividad relacionada con la obtención de la púrpura al sur de Lixus" (noroeste de Marruecos).

Del Arco ha indicado que diversos investigadores como Pablo Atoche ya habían señalado la presencia de restos romanos en otros puntos de Canarias, pero este caso es especialmente llamativo por la diversidad de la cerámica hallada y por la actividad a la que estaría asociada, la extracción de la púrpura para su posterior comercialización en el Mediterráneo, se indica en un comunicado.

Entre el material hallado en los sondeos previos hay distintos tipos de cerámica, no sólo la utilizada para el transporte de materiales, sino también vajilla (terra sigilatta) de uso cotidiano, fragmentos metálicos, restos de fogones, restos de cabras, un conchero de gran tamaño o restos de lapas, entre otros.

Las primeras hipótesis indican la posibilidad de que los restos de cerámica encontrados en la isla de Lobos sean de torno y los concheros de thais -un crustáceo del que se obtenía la púrpura, un tinte muy apreciado-, de manera que su procedencia podría asociarse a un asentamiento de la época imperial Romana.

En cuanto a la cerámica de torno, su localización es muy importante debido a que, si se confirma su cronología, se demostraría que en Canarias hubo, desde una época muy temprana, emplazamientos de pueblos que conocían su utilización y que de alguna forma convivieron o mantuvieron contactos con los aborígenes, quienes elaboraban objetos de cerámica a mano.

Hasta ahora se habían localizado en Canarias otros restos de cerámica de torno relacionada con las culturas clásicas del Mediterráneo de forma puntual, pero la singularidad del yacimiento en Lobos radica en que la cerámica aparecería ya contextualizada en un emplazamiento concreto y con actividad también relacionada con la obtención de tintes para su posterior comercialización.

Los tejidos teñidos de púrpura gozaron de gran popularidad en todo el mundo antiguo, desde los fenicios hasta los romanos.

Eran considerados objetos de lujo y signo de distinción social, hasta el punto de que el propio Estado controlaba su monopolio y se organizaban expediciones comerciales y militares en busca de los productos necesarios para su elaboración.

También se establecieron bases en la costa africana atlántica para su extracción.

Las costas de la denominada Mauritania-Tingitana tenían una potente industria de púrpura, por lo que debido a su cercanía con Canarias, se podría apuntar como teoría que también la tuvieran las islas.

Desde el I milenio a. de C. se desarrolló la expansión comercial desde el Mediterráneo oriental a cargo de pueblos navegantes como los fenicios y griegos, que buscaban fuentes de abastecimiento de materias primas y nuevos mercados para sus productos.