El escritor Álvaro Pombo, ganador del LXVIII Premio Nadal de novela de la editorial Destino con "El temblor del héroe", subrayó ayer que su obra trata sobre cómo se descuidan las relaciones humanas, y aseguró que "hay que hacer el bien porque el mal ya está hecho". En una rueda de prensa en el Hotel Palace de Barcelona tras recibir el pasado viernes el reconocimiento, relacionó la trama de su novela con la actualidad política y económica, afirmando que "la presente situación es una prueba de que hay que hacer el bien porque no se ha hecho".

"Tenemos que sostener el bien nosotros, pero se nos ocurren pocas cosas", dijo Pombo, para el que uno de los buenos proyectos fueron las cajas de ahorros -"lo más parecido a la providencia divina" en el sector bancario-, hasta que intervino la política, añadió. Sobre el bien y el mal, tema recurrente, reflexionó que cada persona, "a lo mejor solo es capaz de hacer uno o dos actos buenos, pero valen muchísimo".

La novela premiada la protagoniza Román, un profesor de filosofía en la universidad que, recién jubilado, recibe la visita de un joven estudiante de periodismo, Héctor, que quiere hacerle una entrevista para su periódico digital, "Los inactuales", algo que el veterano profesor interpreta como una humillación, pero que será el inicio de una peculiar relación.

Pombo apeló al que fuera su profesor de Historia de la Filosofía Española en la facultad como inspiración para el personaje.

"Parece que he escrito una novela de mil folios, y es un relato de doscientas páginas", ironizó el escritor tras avanzar varios pasajes de la novela, que se pondrá a la venta el 2 de próximo febrero.

Junto a Pombo, el periodista Rafael Nadal, ganador del XLIV Premio Josep Pla con "Quan erem feliços", precisó que la suya no es una novela autobiográfica, ya que se ve joven para resumir su vida.

"Tengo una familia singular, el momento del país también era muy especial y servimos de paisaje para explicar una historia, que es la mía, pero podría ser la de tanta gente", comentó. Así, la evolución de la familia de Nadal sirve de pretexto para retratar "la desaparición natural de una clase, sin grandes traumas", la de la pequeña burguesía de provincia. Preguntado por qué ha decidido escribir ahora, explicó que le cuesta "hacer dos cosas a la vez en este tipo de trabajo intelectual" en referencia a sus cargos de responsabilidad en periódicos.