Charo López (Salamanca, 1943) es sin duda una de las damas del teatro y el cine español, condición a la que se ha hecho merecedora tras cuarenta años de dedicación a su oficio, sin concesiones al escándalo ni a la publicidad fácil. El público tinerfeño tendrá ocasión de comprobar su espléndida madurez los próximos días 22 y 23, cuando se suba a las tablas del teatro Guimerá para representar "Carcajada salvaje" junto a Javier Gurruchaga.

Santa Cruz es la nueva etapa, tras Avilés, Salamanca o Alicante, en la gira de una obra estrenada hace veinte años en Nueva York, pero que, asegura López, "tiene plena vigencia en la actualidad, diría que incluso más que entonces. Es casi una terapia, con risas incluidas, necesaria en este momento de crisis". La actriz no se queja "porque el trabajo no me falta, aunque hay pocos papeles relevantes para gente de mi edad".

¿Habrá "carcajadas salvajes" en el Guimerá como anuncia el título de la función?

Los que acudan al teatro recibirán una terapia gratuita con la risa como eje. Hay dos personajes paranoicos con patologías distintas que cuentan sus cosas. La identificación del público con sus anécdotas e historias es la clave para hacer reír a carcajadas. Y garantizo que en Tenerife también será así.

¿Cómo es su relación con Javier Gurruchaga? ¿Es tan histriónico como parece?

Sí, es tal como se ve, inquieto y siempre activo, pero sobre todo buena persona y muy inteligente; eso lo hace grande. En cierto sentido está en el mismo lugar que yo, nos identificamos mucho.

Interpretó este papel en el estreno en España, hace dieciocho años. ¿Es un texto vigente?

Más que entonces porque cuando hablábamos del peligro de la capa de ozono casi nadie sabía que era eso y ahora nos preocupa a todos. Lo mismo pasa con otras cuestiones y nos dimos cuenta durante los ensayos de la obra al comparar con las noticias de la actualidad.

¿Resulta más complicado hacer reír que llorar?

Para mí es igual, hay que tener talento para las dos cosas. Al actor con una vis cómica le es más fácil hacer reír, pero existen técnica, recursos e, insisto, talento para conseguirlo.

Tras una extensa carrera, no se le ve últimamente en el cine.

Tampoco es que tengamos en España una industria cinematográfica muy boyante. A mi edad es complicado que te ofrezcan un papel protagónico. Somos diez o doce actrices para uno o dos personajes con estas características y unas veces toca y otras, no. En Estados Unidos este fenómeno ya ha pasado pero aquí todo llega más tarde. Pese a todo, he hecho dos películas recientes, una en México y otra en Barcelona. Tenía otros dos proyectos que se fueron al garete por esta crisis, aunque ahora intentamos sacarlos adelante.

Tampoco participa del "boom" de las series de televisión.

Me han llamado para participar en alguna, pero no me han interesado los proyectos. He hecho cosas tan bonitas en televisión que soy muy exigente ante lo que me ofrecen. También me han rechazado otras veces, que conste, y no descarto nada en el futuro.

¿Qué tal lleva la crisis?

Con una gran preocupación y ganas de levantar cabeza de una vez, aunque no me puedo quejar porque tengo trabajo y hay mucha gente en el paro.

¿Qué recuerdos tiene de la serie "Los gozos y las sombras"?

No voy a decir que recuerdo todas las escenas de los trece capítulos, pero fui muy feliz con un personaje que supuso un punto de inflexión porque empezaba a ser mayor para determinados papeles y joven para otros. Además, me hizo muy popular y lo agradezco.

¿Su mejor papel ha sido el de "Secretos del corazón" por el que recibió el Goya en 1997?

El mejor papel siempre es el que uno hace en cada momento y yo estoy satisfecha de todos. Moncho Armendáriz estuvo fantástico en la dirección y el papel me hizo muy feliz. El público es el que tiene que valorar porque yo me enamoro de los personajes que interpreto.

¿Cómo valora el supuesto compromiso público de los actores?

La gente puede hacer y pensar lo que le dé la gana. Pero, por ejemplo, si un personaje público dice que es reaccionario no será aceptado por muchos. Todo el mundo tiene derecho a expresar su compromiso y su ideología.

¿Qué le debe la actual generación de actores a aquellos secundarios de la posguerra?

Muchísimo, eran los más grandes. Recuerdo observar desde las bambalinas a los Gutiérrez Caba, Merlo o Aleixandre y los admiraba. No voy a hacer comparaciones con la escena española actual. Juzguen ustedes mismos.

Anime a los tinerfeños a acudir a ver "Carcajada salvaje".

Es un placer volver a una isla que he visitado muchas veces para trabajar y en la que he sido muy feliz. Me hace ilusión ir, pero me cuesta "vender" el producto. Ojalá se animen porque se divertirán en una buena función de teatro.