El locutor y profesor de técnicas verbales Ángel Lafuente Zorrilla considera que tanto los políticos, como el clero, el profesorado o los mismos locutores y periodistas hablan "fatal". Y se muestra contundente: "Es generalizado y la culpa es del sistema, es estructural".

"Los políticos hablan fatal, ¡fatal! Y también el clero, y los profesores, y los periodistas y locutores. Los que más hablamos lo hacemos fatal. Y no es culpa nuestra, la culpa la tiene el sistema, que ha hecho que muy poca gente domine ésto", aseveró en una entrevista a Europa Press el que también fuera director de Radio Televisión Española (RTVE) en Canarias.

Lafuente prefirió no valorar qué político actual domina mejor la palabra hablada, pero sí considera "muy buenos comunicadores" a algunos que ya pasaron por la arena política como Adolfo Suárez, Felipe González, Santiago Carrillo o Julio Anguita.

"Pero vamos a peor", sentenció. Y es que para Lafuente en política hay quien escucha consejos radicalmente inútiles, comentando por ejemplo --pero sin entrar en más detalles-- que en algunos ámbitos se distribuyen listas de hasta 45 gestos que hay que evitar en público. "¡¿45 gestos?! Tres, cuatro... ¡¿pero 45?! Yo soy partidario del gesto libre. Y, es más, todo aquello que te despiste de tu discurso principal no sirve".

Es algo que él denomina el "discurso vampiro" y que incluye "todo aquello que te desvía de tu objetivo principal, que debe ser comunicar, transmitir un mensaje, un discurso político, animar a la gente a votar, ¡lo que sea! Todo eso, incluido las normas de habla que yo explico, le chupan la sangre al discurso principal y le quitan fuerza".

Por ello, explicó, hasta las normas más básicas "hay que practicarlas e interiorizarlas". ¿Y dónde? --se podrán preguntar--, pues en el "gran taller que es la vida diaria" y en cada faceta de ella, "en el bar, en la cama charlando con la mujer o el marido, en el trabajo, etc.". "En todos sitios", sentenció.

Lafuente lo explica como el que aprende a conducir. "Al principio estás pendiente de cada pedal, y luego puedes conducir hablando con un amigo, escuchando música, discutiendo con la parienta, o lo que sea. Es a ese al punto al que hay que llegar con las normas básicas", comentó. "HABLAR ANTE 80.000 PERSONAS EN EL BERNABÉU, ¡¿QUÉ MAS DA?!"

Pero en todo caso, Lafuente, que también es asesor en comunicación oral para gobiernos, políticos o sindicatos y profesor asociado en la Universidad de Navarra (Unav), centra su fórmula en otra cosa muy distinta a las normas: "quererse a uno mismo y considerarse lo más importante del mundo".

"Cuando llegas a quererte a ti mismo eres la pera. Quererte más que a nadie y cuánto más te quieras más vas a querer a los demás. Si lo consigues entonces esto de hablar está chupado porque de una personalidad segura sale un verbo seguro. Te pueden poner en el [Estadio] Bernabéu delante de 80.000 personas que ¡¿qué mas da?!, te estimula porque todos esos son iguales a ti, no te sientes menos. Es tan simple que como profesor mi principal problema es que me crean y se crean ellos que todo el mundo es capaz de hacerlo", continúa.

"EN ESTE PAÍS NO DIALOGA NADIE"

Lafuente ha introducido también en sus cursos, de manera reciente, un bloque dedicado al diálogo porque considera que en España, pese a nombrarlo a menudo, "no dialoga nadie".

"Hoy todos hablan de diálogo sin tener ni puta idea. Dialogar no es conversar, ni discutir, no es negociar. Dialogar es partir de convicciones firmes pero sin los prejuicios que impidan poder cambiar de opinión. Dialogar significa que el marxista tiene que escuchar al liberal capitalista y viceversa, que el independentista tiene que escuchar al unitario y al revés, o que el antiabortista tiene que escuchar a su contrario. ¿Hay alguien dispuesto? Pues no, así que ninguno de esos problemas se resolverá nunca", razonó.

"DOMINAR LA PALABRA TE DESLIGA DE COMULGAR CON RUEDAS DE MOLINO"

Para Lafuente, el aprendizaje de la palabra oral en el sistema educativo español "es una miseria" y consideró necesario que se "ayude a valorar y usarla desde primero de básica o, como mínimo, en la universidad".

"Si uno domina la palabra hablada te vas desligando de comulgar con ruedas de molino, no estás a lo políticamente correcto. Eso le horroriza al poder", sentenció.

Y a los que dicen que Bolonia contempla lo que él lleva años pidiendo, les explica que lo que Bolonia propone con sus prácticas orales en público es que los alumnos "hablen", pero, "¿y quién enseña?".