El príncipe Guillermo de Inglaterra ha señalado muchas veces que no quiere repetir la historia que, hace ya treinta años, protagonizaron sus padres. Tanto es así, que prefiere que su recién estrenada esposa, la princesa Catalina, pase por una fase previa de entrenamiento para aclimatarse lo mejor posible a las cuestiones de la realeza.

En contraste a lo que le pasó a la Princesa de Gales, que nunca recibió ningún tipo de instrucción al pasar a formar parte de la primera familia del país, tanto Guillermo como Catalina quieren que este proceso sí se complete con ella.

La Duquesa de Cambridge ha empezado a recibir cursos para conocer mejor el funcionamiento de las instituciones del estado que algún día reinará. De este modo, Catalina se familiarizará con las altas instituciones inglesas así como con el protocolo. Lady Di llegó a contar a sus amigos más cercanos que, cuando llegó a palacio después de casarse con el príncipe Carlos, "pensaban que podría adaptarme de la noche a la mañana", cosa que, según demostraron los años, no pasó.

Guillermo siempre ha insistido en que su mujer tendría que estar debidamente preparada para atender a los diversos actos que su nuevo estatus le requiera. Por ello, esperó siete años a pedirle matrimonio para "aprender lecciones del pasado", según reveló Hola.

El propio príncipe Guillermo no quiere que su mujer ni su familia política se sientan como un día se llegó a sentir su madre. Por ello, Catalina está recibiendo clases "en Saint James y está llevando a cabo sus propias investigaciones".

La propia reina Isabel quiere que los Middleton se acostumbren a su nueva vida e invitó a los suegros de su nieto a asistir a las carreras de Ascot.

Hasta que acabe el año, a la Duquesa de Cambridge sólo se le asignará un acto oficial al mes para que pueda adaptarse.