El director venezolano Gustavo Dudamel, que inició ayer en el Festival de Salzburgo una gira por Europa con la Orquesta Simón Bolívar, defiende la vigencia de la música clásica que, a su juicio, permite "un acceso directo a la belleza".

Con apenas 30 años, el director de la Filarmónica de Los Ángeles, con la que triunfó en la edición 26 del Festival de Música de Canarias, ha rejuvenecido la música clásica con un torrente de pasión y energía que ha conquistado a gigantes de la batuta como Simon Rattle y Claudio Abbado, que ven en él a alguien capaz de revitalizarla y ampliar su público.

Dudamel es también el rostro más conocido del milagro musical que conforma el Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, fundado hace 36 años por José Antonio Abreu y que ha dado formación melódica gratuita a cientos de miles de niños desfavorecidos.

Galardón para Abreu

El joven maestro tiene claro cuál es el origen de la mala imagen que acompaña a la música clásica: "El elitismo al cual ha estado ligada", que a su juicio ha hecho que el público la haya visto "como algo inaccesible", y hasta aburrido. Por eso, su idea es clara: hay que llevar la música a la gente para poder "deshacer la imagen de que provoca bostezos".

Dudamel se define como "uno más de la familia" que conforma la orquesta Simón Bolívar, la punta de lanza del empeño colectivo de la red nacional de orquestas de Venezuela, y se alegra por "la oportunidad de crecer juntos".

"Es algo único lo que se está haciendo en Venezuela. Yo soy parte de ello, soy uno más. La verdadera razón de todo esto es el maestro Abreu, el que tuvo la visión, el empeño y la pasión por crear todo esto", resalta.

Abreu, premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2008, fue homenajeado anteayer en Salzburgo, donde se le concedió la Cruz de Honor austríaca de las Artes y las Ciencias.