El pintor, escultor y escenógrafo vasco José Soriano y la bailarina canaria Teresa Lorenzo estrenarán hoy el espectáculo de danza y pintura "Las fantasías de Sísifo", montaje que se escenificará, a partir de las 20.00 horas, en la Caja Escénica de la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife.

La dirección del espectáculo, una producción del propio Auditorio, corre a cargo de ambos artistas. La coreografía e interpretación es de Teresa Lorenzo, mientras que el guión, pintura digital y escenografía se deben a José Soriano. La música es obra de Samuel Aguilar, quien estará al frente de una banda compuesta por Orestes de Armas (saxo alto) Alexis Fernández (saxo barítono) Miguel Jaubert (violoncello) y Samuel Aguilar (teclados, electrónica y guitarra).

El arte pictórico de José Soriano y el lenguaje coreográfico de Teresa Lorenzo derivan "en una fáustica tragicomedia contemporánea que confunde los límites entre el pasado y el futuro para mezclar a los dioses del Olimpo con los superhéroes cuánticos", señalan los promotores del montaje en el que el mito del rey griego sirve para desmenuzar las dudas universales.

En esta obra de arte donde el color baila y la danza desdibuja, se prescinde de soportes intermedios. "¿Qué ocurriría si Degas desplegase sus colores sobre las propias bailarinas? Otro universo cromático. Después de esta larga y brutal experiencia un cuerpo en ruinas y el delirio del color se desnudan y nos muestran la debilidad del ser humano y la fortaleza del arte".

La magia del cuerpo en movimiento de Teresa Lorenzo hace de su físico una prolongación en el espacio que completa José Soriano con el arte pictócico, ya que va dibujando la danza de la mujer mientras ésta intenta, aparentemente, huir de si misma.

Este original espectáculo es además inquietante para quienes lo presencian, "pues deja al descubierto aquellas turbaciones que sufre cualquier persona y lo hace con el cuerpo, el color, la palabra y la música", un trabajo que en boca de sus propios autores es "una experiencia larga y brutal" en la que "un cuerpo en ruinas y el delirio del color se desnudan y nos muestran la debilidad del ser humano y la fortaleza del arte".

Al final de la representación "una solución aparece y resulta ser mil veces peor que la penitencia del mismo Sísifo", explican Lorenzo y Soriano, para quienes "ha sido un proceso largo y lleno de altibajos pero tanto éste como el resultado han sido muy peculiares e intensos".