La polifacética cantante, compositora y bailarina maliense Fatoumata Diawará, a punto de sacar su primer disco en solitario con 29 años, asegura que en su país la música es como la política, pues todos los aspectos fundamentales de la vida social, como las bodas, el acto de la circuncisión y las peleas familiares, van acompañados de notas musicales.

Amiga de Youssou N''Dour, cantante senegalés e icono popular por su compromiso en asuntos sociales y culturales, la joven "Fatou", abreviatura de su nombre con la que ha titulado su primer trabajo, confiesa en una entrevista que la música es su política, pues a través de ella defiende cambios sociales en Mali.

Recién llegada de París, donde reside, Fatoumata Diawará se dice atrevida, pues combina jazz con sonidos africanos, asegura que es tan difícil vivir del arte en África como en Europa y se muestra tan firme hablando de lo "profundo" que le resulta el flamenco como de lo positivas que son para su continente las revueltas que está viviendo.

Entusiasmada, Fatoumata Diawará alaba la música y personalidad de Oumou Sangaré, cantante maliense y activista por los derechos de la mujer, con quien no sólo comparte ideología y rechazo a la poligamia, sino también el estilo de música wassoulou, propio del sur de Mali.

"Hago música maliense con influencias del pop, jazz y soul", explica la artista, quien dice que su marcada voz africana, canta en mandinga, siempre la acompaña con una guitarra de jazz, influencias que le vienen de vivir en Francia.

Para huir del matrimonio, este fue el motivo por el que cambió Bamako por París cuando tenía 20 años, con el objetivo en su mente de ser actriz y cantante, unas profesiones que en Mali, asegura, no están bien vistas para las mujeres.

"Hay muchas mujeres que cantan pero no hay muchas mujeres que toquen la guitarra y dirijan una banda", cuenta en un francés con acento africano, al tiempo que critica que en Mali la mujer que canta siempre trabaja para un hombre que compone.

"Yo tengo mucho carácter para aceptar esto", rezonga la joven, quien considera que las familias, "ya sea en África o en Europa" siempre se suelen asustar cuando su hijo le dice que quiere ser músico profesional.

Sin embargo, esta dificultad aumenta cuando se trata de una mujer, lamenta, pues aunque la situación ha mejorado en África -ella percibe "una cierta evolución"-, aún persiste la mentalidad de que la mujer se tiene que quedar en casa al cuidado de sus hijos y marido.

En su opinión, el cambio lo tienen que impulsar las mujeres, ya que, si esperan que el paso lo dé el hombre, la situación permanecerá inmóvil, razona la joven.

Fatoumata Diawará presume de haber hecho el esfuerzo y ha comprendido a través de sus viajes que una mujer puede hacer su propio espectáculo, escribir sus letras y dirigir a sus músicos.

"Puede ser que para la generación de mis padres esto no fuera posible, pero para la nuestra sí, que accede a internet, tiene iphone, formación y la oportunidad de viajar y saber que hay mujeres que son arquitectas o directoras musicales", defiende.

Asegura que en su país hay libertad de prensa y que hay periodistas que hacen artículos críticos contra el primer ministro, Cissé Mariam Kaïdama, y éste les escucha y busca solución a sus problemas.

"Pero esto lo hacen los hombres, hace falta que las mujeres comiencen a hablar", apostilla la artista para quien África es el presente y el futuro.