"Llegué a la literatura canaria de casualidad. Cuando era un estudiante de Erasmus en Las Palmas fui a la biblioteca y abrí por azar un diccionario de autores por la letra A. Apareció el nombre de Víctor Álamo de la Rosa y su novela Campiro, que me enamoró. Lo achaqué al destino y elaboré un trabajo sobre el escritor y su relación con la isla de El Hierro. Dos años después, puedo decir que existe una literatura canaria con características propias y que está entre las más creativas y ricas que he analizado; por desgracia, es una gran desconocida para el público de la Islas". Lo asegura Martin Beux, investigador italiano que visitó Tenerife para presentar su obra "El Hierro literario".

¿Por qué Víctor Álamo?

Todo comenzó hace un par de años en Las Palmas. En Italia me interesó un curso de literatura canaria y vine para documentarme y escribir mi tesis. Un día estaba en la biblioteca y me fijé en Campiro, la obra de Víctor, al que no conocía de nada. Leí la reseña y me sorprendió que ubicara el escenario de su obra en El Hierro, una isla que ya conocía y que me había impresionado.

¿Cree que la literatura de esta tierra es una gran desconocida?

La literatura canaria tiene un potencial increíble. Cuando llegué ni siquiera me planteaba que pudiera existir como tal, la incluía en la española como un apéndice. Pero afirmo, desde la experiencia y la humildad, que existe una literatura canaria y que, además, es muy rica y creativa como pocas.

Investigador, ¿pero también turista?

Tenía estereotipos, algo inevitable, pero me considero más un viajero que un turista. Durante los primeros seis meses ya había visitado la siete islas porque me gusta descubrir los sitios y ser el guía de mí mismo.

¿Qué sintió en El Hierro?

Fue algo mágico. Cada isla es distinta y tienesu encanto. Me impresiona que en un rincón tan pequeño del planeta existan estos contrastes únicos que hacen del Archipiélago un continente en miniatura. Todas me impactaron, pero la huella de Lanzarote y El Hierro fue imborrable por su salvajismo y esa belleza extrema de ambas. Solo las puedes amar u odiar, no hay término medio ni dejan a nadie indiferente. Viví mi última etapa en Canarias en Lanzarote, en un pueblo de 120 habitantes, La Caleta del Caballo, que los guiris llaman "the ghost town", el pueblo fantasma. La gente es encantadora y no descarto volver allí. Mi primera ciudad canaria fue Las Palmas y la elegí porque soy surfero. En Italia había estudiado traducción e interpretación del español, pero no del canario, que aprendí después.

¿Cree conocer ya Canarias, más allá de los tópicos de los guiris?

No del todo, pero más allá de los tópicos, seguro que sí. Debo decir que muchos canarios no conocen todas las islas. Resido ahora en un pueblo de Gales de menos de diez mil habitantes con una beca para hacer un máster e incluso allí me encontré con canarios. Una chica era de Fuerteventura y cuando empezamos a hablar de la Caldera de Taburiente confesó que nunca había estado en La Palma.

¿Cómo valora la presentación del libro en Tenerife?

Estoy muy contento y orgulloso porque la gente se emocionó. Se nota el interés que despierta el punto de vista de un extranjero y viajero sobre la figura y la obra de un escritor canario.

Turinés con una mirada universal

Martin Beux nació en Pinerolo, una pequeña ciudad italiana cerca de Turín. Es licenciado en Traducción e Interpretación por la Universidad de Génova, aunque también realizó estudios de Filosofía. Como músico, publicó en 2006 el disco "December flower", con su banda de igual nombre. En 2010 presentó en la Universidad de Génova, en la Facultad de Lengua y Literatura Extranjera, su tesis "El tamaño del daño en la obra de Víctor Álamo de la Rosa". Beux explicó: "Cuando era adolescente empecé a tocar la guitarra y a componer canciones con mis poemas; pensé en hacer de la música mi vida, pero el primer disco no tuvo continuidad y sufrí una gran decepción. Ahora solo toco la guitarra en la intimidad de mi habitación". "Ojalá pueda escribir algún día una novela. Hice el camino de Santiago con mi padre, la experiencia más importante de mi vida, y escribí mis impresiones del viaje. Tengo el principio y el final de la que creo una buena historia. Ahora me falta el nudo", añade el investigador. Respecto al fenómeno Silvio Berlusconi, Martin es muy crítico: "No creo que haya tantos tontos entre los italianos, ahí hay algo oscuro. Nadie reconoce haberle votado y a mí me avergüenza y me duele que se le mimetice con mi país porque Italia es otra cosa".