"Aunque mi trabajo inicial debía hacer referencia a la historia de la ciencia en Canarias, en general, me apasionó tanto Agustín de Betancourt que me he dedicado a él desde 2004. Ahora, los betancouristas y yo soñamos con poder llevar su figura y su obra a todos los municipios de Canarias". Así lo expresa Desirée Hernández Hormiga (Las Palmas de Gran Canaria, 1962), realizadora de TVE en Canarias y autora del documental sobre la vida del ingeniero portuense Agustín de Betancourt y Molina (Puerto de la Cruz, 1758-San Petersburgo, 1824). Hernández ha llevado por Canarias, la Península y el extranjero su particular visión sobre este ilustrado, muy valorado en Francia y héroe nacional de Rusia, pero lamentablemente un absoluto desconocido en su tierra natal.

¿Cómo y cuándo se encuentra usted con Betancourt?

Conozco la figura, en primer lugar por mi padre, que la estudió en el colegio Viera y Clavijo. En su época conocían a los ilustres canarios, y los admiraban. Por desgracia, más tarde sólo los recuerdan las calles que llevan su nombre. Un día lo redescubrí en el museo Elder de la Ciencia y la Tecnología de Las Palmas, gracias al "betancurista" Jacinto Quevedo Sarmiento. Ahí renové mi admiración por este ilustre tinerfeño.

¿En qué momento surge la opción de hacer un documental sobre el ilustrado portuense?

El Gobierno de Canarias me encargó en 2004 la realización en vídeo del perfil de varios científicos canarios, entre ellos Betancourt. Decidí comprobar si verdaderamente era un héroe o un mito en Rusia. En mi primer viaje a San Petersburgo visité varias edificaciones con su huella: el Museo de Transportes, donde se conserva su retrato al óleo y maquetas del Manez; la sala de ejercicios ecuestres que diseñó para Alejandro I en Moscú, y el Instituto de Vías Comunicación, que fundó. Allí conocí a Wladimir Pavlov, vigésimo sexto rector, quien me dijo algo conmovedor: "Agradezco a Canarias que haya dado al mundo este genial ingeniero Agustín de Betancourt; de los profesionales extranjeros que ejercieron en Rusia, es el más distinguido, de talla internacional". Esta declaración me "obligó" a continuar recopilando información por los cuatro países en los que transcurrió su vida.

¿Qué evolución ha seguido su documental?

La versión inicial, después de aquel primer viaje a Rusia, se proyectó en 2005 en el Instituto de Estudios Hispánicos, en el Puerto de la Cruz, con una gran acogida del público. Otro impulso fundamental fue el de José María de la Portilla, director de la Escuela Politécnica de la ULPGC, junto a la de otros colaboradores, amigos y hoy en día admiradores de Betancourt. Tuve la colaboración también del Gobierno de Canarias, Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, el Instituto de Estudios Hispánicos y la Fundación Canaria Orotava Historia de la Ciencia. En junio de 2008 se estrenó en París el documental e inmediatamente después en su ciudad natal, Puerto de la Cruz.

¿Es todavía Betancourt un desconocido para los canarios?

Al menos poco conocido, pese a ser una figura histórica de enorme importancia, promotor de la primera Revolución Industrial, cuya prolífica labor supuso una aportación decisiva para el avance de la ciencia y de la técnica. Debo decir, sin embargo, que en 2008, con motivo de su 250 aniversario, distintas instituciones públicas y privadas hicieron valiosos esfuerzos para difundir su legado.

¿Hay muchos otros paisanos ilustres olvidados en esta tierra?

Sin duda. Es como mínimo inquietante que no conozcamos la historia reciente de Canarias, que no sepamos de hombres y mujeres que nos han puesto en el mapa del conocimiento global en muchas disciplinas. Ejemplos son el naturalista José de Viera y Clavijo; el antropólogo Gregorio Chil y Naranjo; el ingeniero Juan de León y Castillo; el físico Blas Cabrera y Felipe, que se codeaba con Einstein y Madame Curie, o el fisiólogo Juan Negrín López.

¿Cuánto tiempo invirtió y cuántos países recorrió?

Trabajo sobre el personaje desde 2004, he viajado por España, Francia, Inglaterra y Rusia, además de contactar con ingenieros e historiadores de los cuatro países.

¿Cuáles son los próximos proyectos en torno a la figura?

Desde 2008 venimos proyectando el filme en diferentes lugares, y próximamente lo haremos en Garachico, donde nació su madre, Leonor de Molina y Briones Monteverde. Luego iremos a La Orotava, la última tierra canaria donde vivió Betancourt, a Las Palmas y en abril a Nijnih Novgorod (Rusia) y Sant Boi de Llobregat (Barcelona). Nos desplazaremos donde lo soliciten, porque el sueño es proyectar el documental en todos los municipios de Canarias. En marzo de 2010 realizamos una exposición facsímil de sus cartas, dibujos, grabados y planos, que acompaña desde entonces a la proyección del documental. El Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Las Palmas, está colaborando asimismo en la divulgación, con proyecciones del documental en las diferentes demarcaciones.

¿Fue un adelantado a su tiempo?

Betancourt nació en una familia culturalmente avanzada. De su madre aprendió el francés y con su padre asistía a las tertulias del marqués de Nava y Grimón en La Laguna, donde conoció las ideas ilustradas. El joven Agustín salió de Tenerife con una sólida formación y la corona española pronto requirió de sus servicios.

¿Cómo suele acoger el público el documental?

El interés que suscita el personaje es universal. En París, con motivo de su 250 aniversario, se proyectó la versión francesa y tuvo gran aceptación por parte de un público formado por historiadores e ingenieros. En Tenerife se exhibió en el cine Chimisay portuense, también con lleno y excelente acogida. El público reacciona con admiración hacia el personaje y desde Canarias, además, con orgullo.

Los descendientes

¿Cuál es su relación con los descendientes de Betancourt?

Tengo la fortuna de contar como colaborador con Juan Cullen Salazar, descendiente de José de Betancourt y Castro, custodio de los archivos de la familia Betancourt, cuya generosidad me ha permitido conocer sus cartas, escritas desde Madrid, París, Londres y San Petersburgo. En ellas se aprecian el amor y el respeto por su familia en Tenerife a la que nunca dejó de escribir. Allí cuenta el progreso en sus estudios, sus inventos, sus viajes, los felices y tristes avatares de su vida, así como la nostalgia que sentía por su isla natal a la que nunca volvería. Juan Cullen publicó en 2008 el entrañable libro "La correspondencia íntima de la familia Betancourt y Castro". Otros asesores "betancuristas" en este trabajo han sido Amílcar Martín Medina, catedrático de Física y Química, y los ingenieros de caminos Julio Muñoz Bravo y Fernando Sáenz Ridruejo, quienes trabajaron con el insigne historiador tinerfeño Antonio Rumeu de Armas.

¿Quedan incógnitas por descubrir en la vida y en la obra de este ilustrado canario?

Seguramente muchas. Por ejemplo, las que rodean a su matrimonio. Se sabe poco de su estancia en París, donde vivió en primera línea la Revolución Francesa, pero no hay casi nada escrito sobre ello y sería muy interesante averiguar más. La investigación continúa por esta línea. Por otro lado, algunas de sus memorias no han sido suficientemente estudiadas. Betancourt encontró la primera ley matemática que relaciona la presión de un vapor en equilibrio con un líquido, ya que no se había hecho antes cálculo alguno con los datos de presión y temperatura. Los suyos son los primeros fiables en la historia de la ciencia. Este trabajo demuestra que todas las leyes de equilibrio líquido-vapor a volumen constante se pueden deducir de los datos de Betancourt. Él mismo dedujo algunas leyes, pero el incipiente desarrollo de la termodinámica en aquellos tiempos hizo imposible que pudiese descubrir el resto. En "el experimento Betancourt" están todas las leyes líquido-vapor. Descubrió que el rendimiento de una máquina térmica depende de las temperaturas de los focos caliente y frío. Es decir: se adelantó treinta años a Sidi Carnot.