El "Stabat Mater" de Rossini devuelve esta semana a los escenarios canarios a una de las cantantes españolas de moda, la mezzosoprano madrileña María José Montiel. El espectáculo -que llega hoy a Las Palmas tras su exitosa representación el pasado martes en el Auditorio de la capital tinerfeña- es una coproducción del teatro Pérez Galdós de Las Palmas y el Festival de Música que buscará su definitiva consagración el próximo día 31 en el Auditorio Nacional de Madrid. En él, Montiel comparte cuarteto vocal con la soprano Ainhoa Arteta, el tenor Ismael Jordi y el barítono Nicola Oliveri, respaldados por las voces del Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana y la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, dirigidos por José Ramón Encinar.

Puede decirse que la ganadora de premios como el Ojo Crítico y los que otorgan la CEOE y la Fundación Coca Cola ha iniciado 2011 con las cumbres de la música religiosa italiana del XIX, ya que ha llegado a Canarias precedida por el triunfo logrado la pasada semana en Milán con el "Réquiem" de Verdi. Ese compromiso le impidió asistir el viernes al homenaje tributado en el teatro Real de Madrid a Plácido Domingo, una persona, asegura, "muy querida por mí".

"Carmen" es una de sus creaciones más aplaudidas. ¿Cree que en España ha habido un vacío generacional entre las referencias establecidas en el personaje de Bizet por voces como Teresa Berganza o Victoria de los Ángeles y la llegada de cantantes como usted o la canaria Nancy Fabiola Herrera?

No lo sé. Quizá se deba a que durante años surgieron más voces de soprano que de mezzosoprano, del mismo modo que había menos tenores que los que hoy existen. Puede deberse a algo causal. En cualquier caso, España es una tierra que da voces increíbles. Me gustaría subrayar que en todas las épocas de la lírica española ha habido grandes voces, y las seguirá habiendo.

Teresa Berganza decía que le debía a Carmen su libertad de espíritu. ¿Es también su caso?

Yo veo a Carmen, y así me gusta interpretarla, como una reivindicación de la mujer trabajadora, una luchadora, felina, que defiende con uñas y dientes su condición en un mundo dominado por hombres. Una mujer que logra salir adelante "a pesar de los hombres", aunque los utilice de alguna manera.

Va a abordar en breve el papel de Charlotte en "Werther", de Massenet, ópera muy querida por Alfredo Kraus pero que suele provocar el colapso emocional de las cantantes encargadas de la parte femenina.

A mí no me produce ese colapso, todo lo contrario. La música (de Massenet) es de una belleza impresionante. Cantar música francesa supone, para mí, la liberación del alma. Y el personaje de Charlotte, si no se cae en el tópico de interpretarla como una mujer mojigata y reprimida (lo que hoy no creo posible), resulta apasionante. Musicalmente me aporta una gran felicidad.

Riccardo Chailly, uno de los maestros decisivos en su carrera, es también uno de los más decididos enemigos de la música clásica entendida como museo. ¿También cree necesario sacarla de esas solemnidades?

Por supuesto. La música clásica debe estar al alcance de todos. No es una manifestación de hace 50.000 años ni del Paleolítico, sino que forma parte de la vida cotidiana, algo que nos enriquece como seres humanos. Yo vengo de una familia dedicada a la música; desde que aprendí a hablar es parte fundamental en mi vida.

En el ámbito del recital, ¿echa de menos compositores de canción española a la antigua usanza? Parece que Antón García Abril se ha quedado un poco solo en este campo.

Se sigue haciendo canción española, aunque no en la tradición a la que alude. Aquellas eran joyas de la música de todos los tiempos y hoy, simplemente, se compone de otra manera. Precisamente acabo de grabar un disco con las "Cuatro canciones xacobeas" de García Abril, que ofrecimos en el último Concierto de Navidad celebrado en La Coruña, bajo la dirección de Víctor Pablo Pérez. Interpreto todo tipo de obras, la música española, por supuesto, pero también lied alemán y canción francesa e italiana; de hecho, me considero una gran defensora de la música de cámara y de concierto.

¿Se ha sentido alguna vez obligada a proyectar un determinado "look"?

Es que vivimos en esta época, el tiempo del márketing, del escaparate y la imagen dirigidos al exterior. Pero no solo los cantantes, es algo que también ocurre en otros ámbitos como la televisión o el cine. En este sentido, he intentado hacer mi carrera muy discretamente, rehuyendo en la medida de lo posible la publicidad, aunque reconociendo también que la imagen es un factor importante en el desarrollo de nuestras carreras.