Ayer llegó a Barcelona con la sensación de haber convertido en realidad un sueño inconfesable. De hecho, no avisó a nadie cuando el pasado verano envió su novela al concurso. Meses después, Rafael Yanes Mesa, alcalde del Güímar, es uno de los diez finalistas del Premio Planeta 2010 que esta noche se falla en el Palau de Congressos de Catalunya. "Chacayca", una historia de ficción con unas profundas raíces canarias, se ha convertido en la mayor alegría literaria de un cargo público que confiesa su admiración por el realismo mágico de García Máquez, por la belleza narrativa de Rafael Arozarena y su "Mararía", por los libros que siempre tienen algo que contar... "Mi triunfo es estar en la lista de nominados", señaló en las vísperas de una fecha inolvidable.

¿Cómo lleva lo de optar a un premio literario tan prestigioso?

Bien (sonríe). Estos días he sentido el cariño de la gente que se ha acercado a felicitarme. Casi todos me comentaban que no sabían que me gustara escribir novelas. Antes de esta incursión en el Planeta había publicado varios libros de periodismo, pero nunca una novela. La intensidad con la que estoy viviendo todo esto me obliga a creer que he logrado algo realmente importante.

¿Se siente presionado por la dimensión que está teniendo su nominación?

No sé si presión es la palabra adecuada, pero hace unos días coincidí con muchos amigos y conocidos en el funeral de Adán Martín y por primera vez sentí algo de miedo. Fue un miedo bonito porque la mayoría me confesó su sorpresa cuando tuvieron conocimiento de que el alcalde de Güímar era uno de los diez finalistas del Premio Planeta de este año. Estoy viviendo el sueño inconfesable de cualquier escritor. Todos tenemos uno escondido y el mío era este. Lo era desde que me leí "Condenados a vivir", una novela de José María Gironella que ganó el Planeta. Desde entonces, siempre quise escribir un libro igual de hermoso y ganar el Planeta con él (ríe). Yo he cumplido aquel sueño. Mi triunfo es estar en la lista de nominados.

¿El miedo escénico es comparable con enfrentarse a un folio en blanco?

Es superior. El miedo al folio en blanco desaparece en cuanto aprietas la primera tecla del ordenador. Una vez le preguntaron a Gabriel García Márquez ¿cómo se escribe una novela? Él dijo, fácil. Usted escribe un folio durante doscientos días seguidos y al final va a tener doscientas páginas... Me siento enormemente feliz con el resultado de "Chacayca".

¿Cuáles son sus planes "literarios" a partir de este momento?

No quiero que este sueño modifique ni un milímetro mis hábitos de vida. Voy a seguir con esta afición, pero me debo al pueblo de Güímar. Disfruto sirviendo a mis vecinos y mis ratos de evasión los lleno con la literatura. Seguiré llegando tarde a casa, poniendo música clásica y encendiendo el ordenador para crear personajes, paisajes, historias de ficción... El placer de escribir es algo único.

Hablando de política, ¿dónde empieza y acaba la realidad y la ficción en su día a día?

La política se mueve en torno a un realismo mágico (vuelve a reír). Además, en la política canaria hay mucho surrealismo profundo. La literatura es imaginación y el político que quiere manejar bien la actual crisis necesita ser imaginativo para acertar con sus decisiones. Sería muy bueno que los políticos se interesaran algo más por la literatura. El hecho de pensar en una sociedad ficticia nos permite conocer mejor las virtudes y los defectos de una sociedad.

¿Es más fácil ser más crítico sobre el papel que en la vida real?

Cuando ocupas un cargo público no es fácil ser sincero ni contar todo lo que sabes, mientras que en la creación literaria no hay límites. Eres libre de contar todo lo que quieras y ser muy crítico. En "Chacayca", por ejemplo, hablo con una extrema dureza de una sociedad caciquil del siglo XIX. Un papel te permite relatar historias que difícilmente encontrarías en la vida real.

¿Dónde hay que buscar sus influencias literarias?

Indudablemente estoy influenciado por el realismo mágico de García Márquez de los años ochenta, no el de "Memoria de mis putas tristes". "Cien años de soledad" es la obra cumbre de la literatura en castellano. Otro de los escritores que me ha marcado muchísimo es Rafael Arozarena. "Mararía" es una novela magnífica y "Chacayca" tiene algo de su fuerza narrativa. Estoy muy contento por haberla escrito. El otro día, cuando me llamaron para comunicarme que era uno de los diez finalistas, la volví a releer y encontré partes que son muy bonitas. Mi objetivo es acercar al lector al placer de la lectura. Es una novela que transmite sonidos a través de las palabras, es decir, que las frases se trabajaron durante mucho, mucho tiempo. Esa eufonía es lo que hace que una lectura, por muy silenciosa que sea, genere esos sonidos.