Pablo Martín Carbajal compagina su pasión por el mundo de la literatura con su trabajo como director general de Relaciones con África. En "La ciudad de las miradas", su segunda obra, propone una reflexión sobre la evolución de la mujer en las últimas décadas y cómo los géneros masculino y femenino han visto alteradas sus pautas de conducta.

¿Cuándo comenzó su afición por la escritura?

La pasión por la escritura la tengo desde siempre. Recuerdo que en la universidad y en el instituto ya escribía mis cositas, pero nunca me había puesto a escribir en serio. Cuando cumplí los treinta, sentía que algo me faltaba y por casualidad me enteré de que en Santa Cruz se impartía un curso de creación literaria. Estuve tres años en el taller y a raíz de mi participación en él cambió mi vida.

¿Cómo logra compaginar su trabajo con su pasión?

"La ciudad de las miradas" está escrita desde antes que me nombraran director general de Relaciones con África. Es uno de los relatos que escribí en el taller de creación literaria del escritor peruano Jorge Eduardo Benavides. Cuando empecé en este nuevo trabajo apenas tenía tiempo para la escritura; sólo podía dedicarle los fines de semana, las vacaciones y el poco tiempo libre que me dejaban los muchos viajes que he realizado por motivos laborales.

¿Qué significado tiene para usted escribir?

Una escritora canaria muy amiga mía siempre me dice: "Escribir es una magnífica manera de conocer y de conocerse". Esa es la principal sensación que tengo al escribir porque, cuando lo hago, estoy conociendo, adentrándome en lo que estoy escribiendo y además me estoy conociendo a mí mismo. Además, ahora siento una necesidad enorme y creciente por escribir.

"La ciudad de las miradas" es su segunda novela. ¿Qué puede contar sobre ella?

Con este trabajo persigo dos objetivos principales: el primero es mostrar cómo se sitúa el hombre ante la evolución social que ha experimentado la mujer en los últimos cuarenta años. La mujer ha dejado de ser un aspecto secundario, es decir, ya no tiene que pedir autorización al hombre para trabajar, para ir a cualquier lugar, para adquirir bienes propios, en definitiva ha conseguido la independencia. En mi novela retrato cómo el hombre ha perdido el papel tradicional para el que ha sido educado y que ahora no puede desarrollar porque las relaciones de poder son totalmente diferentes. Por otro lado, quería extrapolar todo esto a una ciudad de provincias donde todo el mundo se conoce, donde todos son muy iguales y todos hablan los unos de los otros. Quería recoger, dentro de un ambiente cerrado, cómo puede ser una ciudad, cómo el hombre se adapta a la pérdida de su poder.

¿Cómo se planteó esta historia?

Fue una idea que tenía desde hace mucho tiempo, pero sí, hubo algo que me impulsó a escribir sobre esta cuestión. El debate sobre la mujer está a la orden del día, no es algo que me sacara yo de la chistera, pero que alguien cercano a mi entorno viviera una situación en la que los papeles de hombre y mujer se habían invertido totalmente me animó a escribir sobre ello. Un día, desayunando en un bar, me encontré con un compañero de la universidad y me contó que había tenido un accidente que no le permitía hacer nada más, tuvo que dejar su trabajo y dedicarse a las labores del hogar, a su hijo, mientras que su mujer era la que mantenía la economía doméstica.

Se observa un cambio muy grande entre esta novela y "Tú eres azul cobalto", su primer trabajo. ¿A qué se debe?

La primera novela es un trabajo muy sencillo, con un lenguaje más directo y una estructura lineal. En "La ciudad de las miradas" el lector encontrará, en cambio, una narración mucho más compleja, un lenguaje más trabajado.

¿Por qué en sus obras la figura de la mujer cobra tanta importancia?

Porque la mujer siempre ha estado en situación de desventaja y me siento sensibilizado con este tema, quizás sea por mi relación con África o por los muchos viajes que he realizado a países menos favorecidos. Los protagonistas de mis trabajos son mujeres, incluso me han dicho que describo y escribo mejor sobre el sexo femenino.

¿Cómo definiría su estilo literario?

Un escritor peruano me dijo que mi literatura es un trabajo de personajes. A lo que añadió: tú no dibujas a los personajes, sino que los cincelas. Yo definiría mi estilo como una literatura de personajes en la que me centro mucho en la psicología y que acompaño con mucha sociología. Los aspectos sociales me interesan muchísimo.

¿Qué autores suele leer?

Intento leer de todo porque debido a mis ocupaciones he tenido "un agujero" literario muy importante. Leo a autores contemporáneos como Mario Benedetti, Vargas Llosa, Muñoz Molina o Álvaro Pombo; también a escritores canarios y a algún que otro africano que se ha revelado como muy interesante. Se podría decir que leo un poco de todo: clásicos y contemporáneos.

Ya está inmerso en la elaboración de su tercer libro. ¿Podría adelantar algo de su contenido?

Tras empezar a trabajar como director general (de Relaciones con África) me di cuenta de que, si decidía escribir una novelas, sería imposible compaginar ambos cometidos; de modo que lo que ahora me propongo escribir son relatos autobiográficos, aunque poco a poco la ficción se ha ido involucrando en las historias.