El público y los periodistas del 67 Festival Internacional de Cine de Venecia recibieron hoy en pie y con una sonora ovación al cineasta portugués Manoel de Oliveira, quien, a sus 101 años, presentó en la Ciudad de los Canales un nuevo proyecto.

Entre aplausos y junto al director de la "Mostra", Marco Müller, De Oliveira (Oporto, 1908) entró en la Sala Perla del Casino del Lido de Venecia para asistir a la proyección oficial de su corto "Painéis de Sao Vicente de Fora, Visao Poética", que se presenta en el certamen italiano dentro de la sección "Horizontes".

Esta cinta, de 16 minutos de duración, supone un canto a la paz y a la reconciliación de los pueblos tomando como punto de partida la composición pictórica que da nombre al corto, obra atribuida al pintor portugués Nuno Gonçalves y que se conserva en el Museo Nacional de Arte Antiguo de Lisboa, lugar de grabación del filme.

La composición pictórica, compuesta por seis paneles y que data del siglo XVI, tiene como principal protagonista a San Vicente, el mismo personaje que, en la persona del actor Ricardo Trêpa, toma en el corto la palabra fuera del cuadro y empieza a llamar a la sala del museo en el que se conserva a los principales personajes de la obra de Gonçalves.

El resultado será un cuadro viviente frente a la composición original en el que se realizará una interpretación muy particular de esa obra del siglo XVI como deseo utópico del futuro de paz y reconciliación que le debería esperar no sólo a Portugal, sino también al resto del mundo.

"La condición humana es como es. Lo que yo propongo es un acuerdo para vivir en paz e igualdad y todo eso. Pero eso a la vez es una visión utópica. Nunca llegamos a un mundo en buen estado de cosas, en verdadera igualdad de pueblos. Muchas veces vivimos en una utopía, porque la realidad es siempre la misma cosa", comentó De Oliveira en una rueda de prensa en Venecia.

El director portugués, que en diciembre cumplirá los 102 años, explicó que el hecho de haber filmado un corto sobre esta idea lo determinó el asunto en sí y que su intención de sacar a los personajes de la composición pictórica estuvo motivada para hacer que los mismos protagonistas hablaran.

"Quería hacer un testimonio de los propios personajes del cuadro. La amistad de todos los pueblos era una idea que el protagonista del cuadro aprueba y finalmente la danza es una manifestación de la alegría", apuntó De Oliveira.

"Todo es una idea utópica, porque la Humanidad se ha hecho para luchar, porque es la naturaleza y la naturaleza ha dado el hambre. Y esa cosa terrible que es el hambre lleva al hombre a hacer de todo", agregó.