El cantante madrileño Alejandro Sanz, que inició su carrera musical con el nombre artístico de Alejandro Magno -quizás como presagio de lo grande que llegaría a ser-, ofreció el pasado sábado un espectacular concierto en el campo municipal de Adeje ante 14.500 personas, según datos de la organización.

El concierto comenzó con veinte minutos de retraso. Un vídeo con un mensaje positivo, en el que aparecían personas de distintas nacionalidades que han encontrado su paraíso personal en los pequeños detalles de la vida, con la canción de Sanz y Alicia Keys "Looking for Paradise" dio el pistoletazo de salida al espectáculo.

Sanz y su banda saltaron al escenario para iniciar el que fue el último concierto de su minigira canaria con los temas "Peter Punk" y "Lo que fui es lo que soy". Fue entonces cuando, por un error venial, se dirigió por primera vez al público isleño identificándolo con los habitantes de Santa Cruz: "Chicharreros, no sabéis la alegría que me da estar aquí después de seis años sin venir. Eso no va a volver a ocurrir. Nos vamos a dejar el alma esta noche", afirmó Sanz.

"Desde cuándo" y "Viviendo deprisa" fueron los siguientes temas antes de que el cantante hiciera la primera de las muchas bromas de la noche. "Quedan dos canciones", comentó, si bien a continuación aseguró, más serio, que "esta noche aquí va a pasar algo".

Después de "Nuestro amor será leyenda" y "Corazón partío", llegó el momento de comprobar que el éxito de su "Gira Paraíso" no está únicamente en su voz, sino también en la banda que le acompaña. Fue con la interpretación de "El alma al aire" cuando se pudo empezar a conocer el potencial de sus músicos, concretamente el del director de orquesta Mike Siro, quien regaló al público un espectacular solo de guitarra.

Poco a poco, con el tema "Yo hice llorar hasta a los ángeles", el público iba entregándose al artista, quien, cada vez más cómodo y con un tono sincero, le dedicó a todas las mujeres del mundo el tema "Lola soledad".

Justo después, Sanz volvió a las andadas. Primero para poner de manifiesto el buen ambiente entre los músicos, y después para jugar con el público, pues hasta tres veces tuvo que iniciar "Quisiera ser", porque el público -dijo Sanz- no se sabía la letra.

A continuación, el solista pidió un aplauso para el Atlético de Madrid por ser el supercampeón de Europa y recordó la final de España en el Mundial. Con el público entregado al juego que el madrileño había propuesto desde el principio, el artista comentó de nuevo que "sólo" quedaban dos canciones, para después, en un acto de franqueza, afirmar que "Canarias, no os diría adiós nunca".

El show estaba a punto de concluir. Un instrumental sirvió para presentar a todos los componentes de la banda y al equipo que hizo posible el concierto. Mención especial mereció Luis Pastor, quien fue el encargado de las espectaculares que iluminaban y daban vida al escenario montado en Adeje. Pastor utilizó veintiocho motores de velocidad variable para que la escenografía se convirtiera en una estructura viva adaptada a cada tema. Estos motores movieron más de 140 m2 de pantalla LED de última generación, cuya transparencia hizo que el escenario adquiriera diferentes dimensiones ópticas, acompañado de cerca de 100.000 vatios de luz.

El final del concierto -o eso se hizo creer- llegó con la canción elegida como single del último álbum "Looking for paradise", tema que el público coreó fervientemente. No obstante, quedaban muchas canciones míticas por sonar y los asistentes fueron conscientes de que sólo había que gritar "Alejandro, Alejandro" y "otra, otra" para que éste volviera.

De hecho, así fue y los bis comenzaron. Sanz volvió sólo al escenario y, sentado al piano, cantó en un registro intimista "Sé que la gente piensa", "Lo ves" y "Tú no tienes la culpa". Y de nuevo con la banda tocó "Tu letra podré acariciar" para justo después decir "Gracias Tenerife, gracias Canarias. Está siendo un experiencia increíble, de puta madre" y le dedicó el concierto a su hija Manuela, que le había acompañado en su minigira canaria.

El definitivo final se acercaba y aún quedaban temas inolvidables del cantante. En una versión más corta, el madrileño ofreció "A la primera persona", "Mi soledad y yo", "Amiga mía" y concluyó su espectáculo con la interpretación "Y si fuera ella". Acompañado de toda la banda y con una bandera canaria alrededor del cuello, los músicos dijeron adiós al público tinerfeño, no sin antes bailar al son de las palmas y, en corro, gritar todos a una "¡Canarias!".

Efectivamente, lo que Alejandro Sanz prometió al principio del concierto se cumplió. En Adeje había pasado algo. Sanz había convertido Tenerife en el paraíso.