Si los que creen que el fútbol casi es una religión y beatifican a Lionel Messi sin que el argentino haya cumplido todavía los 23, los que se sienten atraídos por el talento de esta neoyorquina de 29 años pueden soñar con coronarla como la "reina" del R&B. Artista de gran tonelaje (12 Grammys, 17 premios Billboard y tres American Music Awards), Alicia Keys es pasión por la música. Un Acuario que ama el flamenco y confiesa su admiración por la obra de Camarón de la Isla.

"Me agrada el trato de los españoles y su comida", señaló la norteamericana cuando tuvo que promocionar la ayuda que le prestó a Alejandro Sanz en su "Looking for Paradise" (2009). Con las precauciones que se deben tomar cuando realizas un juicio de valor a partir del contenido de una entrevista, un gesto o la estrofa de una canción, muchos apostarían por la teoría de que la estadounidense tiene bien amueblada su cabeza. "No me dejo impresionar por los signos externos de riqueza", señaló a RTVE en una entrevista que concedió recientemente. "No me gustan los sitios cool", matizó.

Formación clásica

Alicia Keys toca el piano desde los siete años, componía canciones sin dificultades antes de cumplir los 14 y cuando puso a la venta su primer disco ("Songs in A Minor") causó un terremoto mundial con la venta de más de 10 millones de discos. Apenas sobrepasaba los 20 años y su nombre ya estaba en boca de todos por efecto de un vertiginoso ascenso profesional que la alejó de la Universidad de Columbia. Ahí nació el mito de una artista que es capaz de colocar 30 millones de copias en todo el mundo con tan sólo cuatro grabaciones de estudio. "Mi formación clásica se convirtió en un imperativo formativo que me enseñó a comprender mejor la música, pero el jazz fue lo primero que amé", declaró antes del concierto que ofreció el pasado miércoles en Barcelona, la penúltima cita de su gira europea. Y es que el "The Element of Freedom Tour" tiene su última parada en el muelle de Santa Cruz.