Olivier Todd mantiene a sus 80 años una envidiable lucidez con la que rememora los principales acontecimientos históricos del siglo XX de los que fue testigo. Francés y periodista, vivió la II Guerra Mundial, el conflicto colonial de Indochina o la Europa de los totalitarismos. Vino a Tenerife esta semana para participar en el ciclo que CajaCanarias dedica a Albert Camus, una de sus pasiones, como Malraux o Sartre, y se ha quedado unos días para ultimar un nuevo libro, en el cual contará experiencias sobre la ocupación alemana de París en los primeros años de la década de los cuarenta de la centuria pasada.

Todd, quien afirmó que "aprenderé español en la próxima vida", recuerda cómo comenzó su pasión: "Durante la ocupación de París por los alemanes leí El extranjero y llevo casi 50 años con Camus. Durante mucho tiempo pensé en escribir una biografía suya hasta que mi agente literario me lo propuso. Durante cinco años recorrí archivos en Francia, Argelia y, sobre todo, Moscú, además de entrevistar a mucha gente. No había pruebas de que Camus militara en el Partido Comunista, pero descubrí un dossier en la sede del Komintern que demuestra que perteneció al argelino, rama del francés, y que un enviado del PCF lo calificó de troskista".

Todd vio a Camus dos veces: "La primera en un café de París. Llegó con un amigo y miró desde la barra del bar a mi mujer como si la desnudara. Le pregunté a su amigo por quién se tomaba ese tío y me contestó con un se toma por Albert Camus".

"La segunda vez yo iba vestido de uniforme al estar en el servicio militar y no lo encontré nada simpático; yo era partidario de la independencia de Argelia y él no. Con los años y el estudio de su vida y su obra, cada vez me parece más simpático, aunque no escondo sus defectos. Todo lo contrario me sucedió con Malraux, que me pareció simpático de entrada, pero con tantas mentiras sobre la Guerra Civil española me cae cada vez más antipático", explica Todd.

Para su biógrafo, el Camus persona era "encantador y él lo sabía. Con las mujeres, sobre todo, y con los hombres. Tenía encanto desde su manera de hablar porque podía ser pícaro o muy clásico en el lenguaje. Definió así el encanto: Una manera de que te respondan que sí sin haber hecho ninguna pregunta. Daba la impresión de ser muy íntegro en sus opiniones, pero también de tener muchas dudas. Desde joven vivió en la pobreza, que no en la miseria, y era muy argelino, y muy de Argel. Hubiera querido un sistema parecido al de Sudáfrica con la integración de las dos comunidades, pero no entendía Argelia al margen de Francia. En privado podía ser divertido y también serio, algo poco frecuente en la intelectualidad francesa".

Respecto a su polémica con Sartre señaló: "Nunca fueron amigos, su relación resultó asimétrica. Sartre era un filósofo en el sentido clásico, tenía un sistema, y Camus estaba contra los sistemas. Y Simone de Beauvoir, pareja de Sartre, a la que Camus llamaba revolucionaria en exceso (bas-bleau), no ayudó porque ninguno de los dos se soportaba".

Todd cuenta que "muy cerca de la sede del Partido Comunista francés está la pequeña calle dedicada en París a Camus (ojalá tenga una pronto en Argel). Creo que es como un símbolo del francotirador que fue en vida para el PCF".

Camus y Orwell.- Todd, experto también en George Orwell, dijo del escritor británico que no conoció a Camus, "pero se admiraban mutuamente. Eran dos artistas de la palabra, y eso estaba antes del compromiso político. Pero eran muy diferentes porque el primero hizo del periodismo un arte y el segundo estaba consagrado a la novela". Se refirió también a la muerte de ambos, muy jóvenes, y a que los dos tenían tuberculosis.

Respecto a la vigencia actual de Camus, Todd fue concluyente: "Hacen falta escritores, intelectuales que digan que el fin no justifica los medios como pasa, por ejemplo, con el terrorismo, al que siempre se opuso, y así se quedó en medio entre los colonos franceses (pie noires) y los argelinos que querían la independencia. Hizo buena la definición de personaje solidario, pero muy solitario".

"Creo que hoy pensaría en encontrar una tercera vía entre capitalismo/imperialismo y el sueño del socialismo. Estuvo cerca de la socialdemocracia y el movimiento libertario, pero nunca se sabe qué hubiera pasado, aunque pensara que la rebelión individual era tan importante como el mito de la revolución", añadió Todd.

Fútbol y teatro.- Todd explicó los momentos de más felicidad de Camus: "En un campo de fútbol porque era como la vida, en la que no se sabe de qué lado viene el gol, y con los actores al montar una obra de teatro". Todd trabaja ahora en un libro que refleja la ocupación nazi de París, "cuando mi madre, que tenía un pasaporte francés, pero era inglesa, me aterrorizaba al gritar, en medio de la publicidad antes de empezar la película en los cines, Abajo Hitler. Era comunista y participó en la Resistencia". Lo cuenta en el libro autobiográfico "El carnet de identidad", aún sin traducir al español.