Un homenaje a los canarios que fueron confinados en el campo de concentración austriaco de Mathausen es el eje central de la obra con la que el cineasta tinerfeño Patrick Bencomo regresa a los escenarios teatrales. La pieza, ganadora del Premio Enrique Guimerá Corbella a la creación artística en Artes Escénicas del Cabildo de Tenerife, se estrena esta noche, a las 21:00 horas, en el Auditorio Capitol de Tacoronte.

El montaje escénico narra la historia de tres personajes que coincidieron en este campo. "Lo que presentaré será una ficción sobre un suceso real, que fue el encarcelamiento de muchos canarios en este lugar. Aproximadamente fueron setenta isleños los que estuvieron allí, de los cuales veintinueve perdieron la vida. No muestro el testimonio real de alguno de los supervivientes, sino que he tomado este suceso para presentar a tres hombres ficticios con los que mostrar las condiciones de vida que tenían estas personas en ese lugar", explica Patrick Bencomo.

"Pese a no haberme basado en vivencias concretas -continúa-, sí he tomado como referencia las memorias de algunos de los que sobrevivieron, así como mucha información de estos trágicos acontecimientos históricos y de Mathausen. Cabe destacar que la idea surgió a raíz de una convocatoria de premios del Cabildo, que coincidió con que me estaba leyendo las memorias de uno de los isleños que salieron con vida".

Para mostrar esta realidad, Bencomo ha elegido como protagonistas a tres personas totalmente diferentes: un intelectual, que es director de orquesta y violinista; un campesino activista, que está a favor de la República, y un vividor, que es detenido porque su nombre coincide con el dirigente del PSOE de La Gomera, Guillermo Ascanio, tío abuelo del cineasta. El objetivo de presentar a tres personas tan dispares es, según Patrick, "mostrar la evolución y la conciencia que toma el ser humano, en sus diferentes naturalezas, en un lugar que te priva de todo, desde la libertad hasta el individualismo".

Para desarrollar esta obra sobre el escenario el director no ha contado con múltiples elementos de atrezo, sino que ha tomado como eje central del decorado un ciclorama. "Por norma general, mientras escribo mis propuestas las voy recreando en mi mente. En este sentido, desde el principio tuve claro la utilización de imágenes como acompañamiento. Se muestran tres tipos de vídeos que fueron creados en especial para esta representación: los que se emiten durante la detención de los protagonistas, las representaciones, a modo de recuerdos, de la vida anterior de los personajes y un montaje en 3D que recrea el barracón. Además, al final de la interpretación se ofrece una serie de fotografías reales de Mathausen", señala el cineasta.

"También contamos con una banda sonora original compuesta por el músico Jorge Aliaga para esta obra. La orquesta del Conservatorio Profesional de Música de Santa Cruz de Tenerife será la encargada de interpretar la partitura".

Una visión humana

Pero Bencomo no ofrece un retrato desgarrador en su montaje, sino que a través de diferentes cuadros presenta la detención, el encarcelamiento y la evolución personal de estos sujetos en el campo.

"Soy consciente de que hemos visto tantas barbaridades sobre estos lugares que considero que en el teatro no se debe volver a recrear. Estos acontecimientos ya están grabados en la mente de todas las personas, por ello presento la cotidianidad. He preferido centrarme en el aspecto humano, en la relación entre los encarcelados y el progreso de los mismos en un mundo tan fragmentario y deshumanizado", indica Patrick.

Y es que la intención del director es ofrecer al público la oportunidad de reflexionar sobre los campos de concentración de esa época y de los que hay en la actualidad, "como son las situaciones que viven los pueblos saharaui y palestinos, entre otros".

"Lo que importa es lo que llegue al espectador, porque toda obra de arte la termina él. Busco que las personas que vean la representación reflexionen y vean que hay que tomar partido para que esto no vuelva a ocurrir, porque estos lugares fueron creados por hombres y mujeres, y se puede repetir en cualquier momento, aunque no sean físicamente iguales. Estos lugares hacían que las personas perdieran todo lo que el ser humano tiene de humano", concluye Bencomo.