Cantante, compositor, filósofo de carrera por la Universidad Complutense de Madrid y la Université de Vincennes (París) y apasionado de la literatura, su voz ha sonado

en las principales radiofórmulas de este país en las últimas tres décadas y media. Pilar indestructible de la extinta Radio Futura, Santiago Auserón (1954) admite, siete días antes de desembarcar en la capital tinerfeña -dentro del ciclo de conciertos de la carpa Dorada en Vivo-, que continúa atrapado en el cuerpo de un músico: "Quiero vivir la vejez con la sensación de que aún puedo crear mis mejores canciones", confesó el zaragozano.

¿Le ha costado desprenderse del legado de Radio Futura?

Destruir una banda que acaricia la cumbre del éxito no resulta sencillo, pero mucho peor es ver cómo generaciones posteriores disfrutan de tus canciones. ¡Fuimos buenos!

¿Quién mató a Radio Futura?

Ésa es buena... No sé, supongo que fueron muchas cosas (se hace un silencio en la conferencia telefónica). A Radio Futura lo mataron las enfermedades, los desengaños personales y algún que otro amigo ladronzuelo que se apoderó de letras ajenas. Hubo hasta robo de títulos. Acumulamos muchas tensiones y el volumen de negocio nos separó. Yo no quería ser empresario, quería ser artista.

¿Qué pensó al llegar el adiós?

Nada, tenía muchas ganas de ir a Cuba. Hice las maletas y me fui.

¿Y que ocurrirá cuando acabe lo de Juan Perro?

No sé si seré yo quien mate a Juan Perro o será él quien acabe conmigo.

¿Hay una fase de ruptura entre Radio Futura y Juan Perro?

Hubo sorna y hasta guasa (ríe). Elegí lo de Juan Perro porque me sonaba tosco pero, a la vez, sonaba a trovador medieval o incluso a los soneros cubanos.

¿Tirar de ritmos cubanos para su próxima gira por Canarias es sinónimo de éxito?

La coloración cubana en las Islas es natural. Aquí nunca hay que forzar al público. Detrás del Caribe y algunos países del Cono Sur, aquí es donde mejor se reciben los sonidos cubanos. En Canarias lo latino está más vivo que en muchos países de Latinoamérica.

Kiko Veneno, Raimundo Amador, Compay Segundo... ¿Con el paso de los años se ha hecho más selectivo a la hora de elegir sus compañeros?

Siempre lo fui. Me gusta tocar con los mejores. Los tres cubanos que ahora están en Juan Perro son de lo mejorcito. En serio, tengo una banda pequeña, pero matona. Unos músicos que suenan a gloria bendita y un equipo técnico compuesto por personas que se matan trabajando para ofrecer un producto de calidad. Con lo difícil que está todo y sin promoción es un milagro que podamos ofrecer diez temas nuevos al público.

¿Tan mal está la industria musical?

Sí que lo está. Sobre todo para la creación que debe aguantar en el tiempo. Está más fácil para los que viven pendientes de una subvención o del éxito de una gira en la que se promociona un disco. Los problemas que te llevan a la desaparición están relacionados con la música de creación que tiene un claro riesgo creativo.

¿Malos tiempos para los compositores en estado puro?

No creo en la pureza o impureza de una cosa. No existe nada en este mundo que sea totalmente puro al cien por cien. La música, por ejemplo, nace de la inspiración, pero en ella hay un fondo que viene de la tradición que se creó cuando blancos y negros fusionaron sus costumbres. Esa chispa, fuerza, vitalidad o como quiera que se llame ese potencial creativo casi siempre acaba convertido en una mercancía que es muy fácil de manipular. No sé dónde hay que ir a buscar las soluciones, pero esta industria tiene que aprender de los errores, aceptar que en ocasiones llega el fracaso y lanzarse a la calle a buscar artistas y oyentes.

¿Santiago Auserón es un amante o un estudioso de la música?

Amante. Primero amante y luego un estudioso e incluso algo filósofo. Para crear o entender el contenido de una letra hay que ser un amante intuitivo.

¿Y cómo se comporta un amante intuitivo?

Lo intuitivo sale del corazón, de dentro de tu cuerpo sin pensar en el linaje que puede tener una letra. Un cantante nunca estará obligado a investigar o ni siquiera tendrá que ser un buen músico, pero siempre necesitará unos cuantos gramos de intuición. Que tenga buen oído (se ríe) y que su antena funcione...

¿Qué es eso de la antena?

Que transmita algo (ríe). Tengo el vicio de investigar y, a pesar de que no está bien que lo diga, me entretiene averiguar de dónde viene un blues. Ese es uno de los placeres que todavía me puedo permitir.

¿Y después de tantos años en primera plana no se puede permitir algún que otro capricho?

Sí, volver a experimentar con los sonidos con los que crecí musicalmente; el blues, el rhythm and blues o el rock primitivo.

¿Dónde está el secreto para no salir de la escena, incluso, en los peores años?

¿El secreto? Todo es cuestión de trabajo constante y algo por lo que luchar. Ilusión tengo de sobra, pero hay días en los que ya no quiero pelear con nadie. No me enfrento a los medios, ni a la industria o a los vientos que vengan en mi contra. Me van a perdonar la vulgaridad, pero me importa un carajo este negocio. Deseo poder ejercer esta profesión en libertad. No me duele estar en un segundo plano porque sé cómo ganarme la vida.

¿Cómo se ha llegado a imaginar sus próximos proyectos?

No tengo ni idea de lo que puede pasar, pero quiero vivir la vejez con la sensación de que aún puedo crear mis mejores canciones.

¿Cansa recibir premios y homenaje, da la impresión de que lo quieren retirar?

Ja, ja... Desde fuera podría verse así, pero me da vergüenza ser la causa de un homenaje. Mi mayor placer es escribir un poema y asistir en silencio al nacimiento de una canción. Odio la parte popular de mi profesión, pero es lo que hay.