Jacinto Torres dedicó diez años de ingente trabajo a la elaboración del primer "Catálogo sistemático descriptivo de las obras musicales de Isaac Albéniz", publicado en 2001 y considerado un texto de referencia. Según recuerda su autor, "el mayor esfuerzo consistió en quitar toda la ganga de falsedades, tópicos y atribuciones erróneas que se habían perpetuado a lo largo de un siglo" y que hubo que depurar en un estudio que, a su juicio, "no está cerrado". Para el musicólogo madrileño no cabe duda: Isaac Albéniz (1860-1909) es el máximo representante del nacionalismo musical español. "En aquel tiempo, Felipe Pedrell propuso hacer una música basada en ingredientes nacionales, pero eso sólo habría conducido a una serie de obras localistas y a coritos de zarzuela. En cambio Albéniz frecuenta las tabernas, las casas de putas, los colmados; todo eso se lo mete dentro y de ahí saca una música genuinamente española que, a la vez, es una creación original. Pensemos que dentro de su unidad, Iberia es una obra poliédrica, muy diversa: cada una de las doce piezas es en sí mismo un universo. Debussy debió quedar a la vez horrorizado y fascinado cuando se asomó a estos pentagramas, pero todavía hoy tenemos que escuchar que Albéniz está en deuda con Debussy, cuando es justamente al revés. Olivier Messiaen decía que con Iberia nace el piano del siglo XX: no el piano de manotazos, sino el piano de timbres, de colores, del exquisito manejo del pedal. Y Falla, quien tanto le debe también a Albéniz, elogia esta música entre otros motivos porque nos da una imagen de España que ya no se volverá a repetir, hermosa y crepuscular al mismo tiempo".