Asegura que jamás se paró a analizar con pausa el porqué, pero no duda cuando afirma que "nunca se sintió bienvenido en el escenario del teatro Guimerá", el espacio cultural en el que a las 21:00 horas de hoy se estrena "Paisanaje", un espectáculo que lleva la firma del actor y productor tinerfeño Carlos Belda y que nació por invitación de la II Bienal de Arte, Arquitectura y Paisaje de Canarias.

"No me molesta comentar que esto es un encargo. Eso significa que hay alguien que confía en ti y que valora el trabajo que haces", reconoció ayer desde el patio de butacas de un recinto al que, no obstante, según confiesa, le tiene "un cariño especial".

Carlos Belda, que acaba de participar en el Festival de las Artes de Sidney como colaborador del prestigioso escenógrafo canadiense Robert Lepage, lleva siete semanas ensayando "Paisanaje", una visión escénica del entorno donde el silencio es el protagonista de 50 minutos puestos a disposición de actores y acróbatas y donde cobran un especial protagonismo las composiciones musicales y visuales y los cambios de escenarios e iluminación.

"Es un espectáculo que ayuda al público a reflexionar en torno al silencio", matizó Belda. "El silencio como necesidad de oír las carencias de una sociedad en la que nadie escucha, que por otra parte es un problema que también se aprecia en Canarias", precisó el creador santacrucero.

Lenguaje contemporáneo

Belda incide en la idea de que su proyecto es una fusión de distintos lenguajes escénicos, "una propuesta contemporánea que une en una sola idea aspectos convencionales y otros que son más transgresores".

El silencio es el punto de partida de un viaje de tres personajes por un mundo de formas, colores y sonidos; una trama que reflexiona en torno a uno de los conceptos básicos de la segunda Bienal; una idea multimedia sobre la que cada pieza de "Paisanaje" suscita un debate que se traslada al espectador.

"Buscamos abrir una vía de comunicación entre el escenario y el patio de butacas", adujo Belda en relación a una performance que, en principio, se iba a presentar al público en diciembre de 2008.

"La idea de la Bienal no estaba todo lo madura que era deseable y se optó por aplazarlo", explicó en referencia a una obra que se representará el 15 de abril en el teatro Cuyás de Las Palmas.

Sobre su regreso a casa, Carlos Belda no oculta la satisfacción que le produce representar en Tenerife: "Cuando vuelves, te das cuenta de lo difícil que es hacer teatro aquí, aunque también estoy obligado a decir que los medios escénicos han aumentado, los actores tienen una calidad superior, los productores y agentes están haciendo un esfuerzo para cambiar cosas... Hay que continuar empujando hasta que aparezca un estilo teatral que nos pueda definir. Algo que posibilite identificar claramente una forma de hacer y entender el teatro".

"Sé que no es una tarea fácil, pero ya se aprecian cosas que pueden ser muy positivas en un futuro", señaló un profesional de los escenarios que acaba de volver de Australia, donde ha colaborado en un proyecto de Robert Lapage. Su última experiencia en Sidney le lleva a afirmar que vive "a caballo entre Tenerife y alguna parte del mundo".

El actor participó en "Lipsynch", una obra vanguardista del dramaturgo norteamericano que se representó en el teatro Guimerá hace dos años. En ella, Belda daba vida a un técnico de sonido tinerfeño que vive en Londres y que regresa a la isla por la muerte de su padre. La espina dorsal del guión de Lapage partía de la vieja tradición de los coches que en los pueblos anunciaban las defunciones a través de altavoces.

"Nunca he sabido por qué, pues aquí (en el teatro Guimerá) tengo capítulos importantes que forman parte de mi historia, pero me falta algo. Mi bisabuelo era uno de sus mantenedores y, cuando yo apenas tenía unos cinco años, recuerdo ver cantando a mi madre. El cariño que le tengo está justificado pero, por otro lado, tiene algo, que no sabría decir qué es, que no me ha dejado estar todo lo cómodo que me gustaría. Mi relación con él es especial, pero nunca me sentí bienvenido en el teatro Guimerá", dijo sin propiciar ninguna crítica o rencor.

Los tres vértices de "Paisanaje" crecen a partir de las actuaciones de Cristo Barbuzano, Nuhr Jojo y Francisco Vera, tres actores de una obra que incluye a los acróbatas Juan Manzano, Laura Grima, Rubén Fernández y Vanesa Pérez y el aeromodelista Juan Pablo Pacheco.

"Paisanaje" combina, pues, dos mundos. En uno, los actores transitan con normalidad sobre el escenario y en el otro, el que está suspendido en el aire, los equilibristas fusionan sus músculos con las telas que los alejan del suelo. "Es un teatro multimedia, de sensaciones", dice Belda.