El sempiterno segundón de Antonio Plasencia, que hacía las labores del Smithers de Los Simpsons para el primero, se ha venido arriba con su nombramiento como presidente de la patronal de la construcción (Fepeco). Sin saber, o sabiendo, que son demasiados los constructores que se echan atrás a la hora de afiliarse a la patronal, cuyo máximo representante no tiene ni una sola empresa que construya absolutamente nada, ni conocimiento alguno de cómo funcionan, el amigo Óscar me ha puesto, por sus rinconcillos que lo idolatran, a caldo de pota. Chiquito encaje, chiquito señorío. El otro día le eché en cara que él sería incapaz de solventar los problemas de las infraestructuras viarias de Tenerife con las simplezas que suelta por esa boca, y caray la soberbia del hombre de misa diaria. A este lo debe confesar el obispo. Amén de destruir Fepeco, que ya no sirve para casi nada, según atestiguan bastantes constructores, ha convertido la patronal en el trampolín de su propio lanzamiento político.

O quizás para ser fichado como modelo de alguna casa internacional de perfumes, dadas las ingentes fotografías de sí mismo que cuelga por todas las redes sociales y lugares que transita. Óscar es poco serio para presidir Fepeco y a nadie se le escapa. Él sigue con su cantinela de las carreteras sin aportar nada contundente para solucionar la cosa, y es que el que es simple es simple. Y ahora Óscar, vete a soltar la lengua a tus rinconcillos de siempre. Este Smithers es un hombre de paso que espero que los verdaderos constructores (a los que les saca las perras para una moribunda patronal) pongan en su sitio, porque ya me contarán qué pinta hoy la federación dirigida por él: nada. Los constructores serios con los que yo me reúno lo vacilan y no quieren oír hablar de una organización que más que una patronal, es un photocall permanente. Te lo regalo.

@JC_Alberto