"En invierno hace calor y en verano hace frío", así de simple definía mi querido Pedro Molina los cambios de temperatura cuando los maldecía. Y eso que vivimos en un archipiélago benévolo con los extremos, excepto momentos puntuales. Y si Los Rodeos es comparable a Mordor, y mientras te vas acercando se pierde hasta... (incluso la señal de cualquier emisora de radio se pierde como si de un expediente X se tratara), en Radazul puede hacer un sol picón que te anime a zambullirte en el mar, cogerte un morenazo y olvidarte del mundo por unas horas. Es más, ahora con los teléfonos inteligentes no hace falta llamar, por ejemplo, al quiosco El Tamboril para saber la temperatura que hace en la zona: el móvil te lo chiva. ¡Ay, y si supiéramos todas las cosas que te chiva el móvil! Incluso si le haces una trastada a tu pareja en el móvil, puedes conocer en cada momento dónde se encuentra. Horror.

Antes nombraba a Pedro Molina Ramos, y recuerdo que cuando le decía al presidente de los ganaderos que hacía mal tiempo, me respondía que él sabía perfectamente cuál era el buen tiempo para mí. En el estudio de radio me dijo: "Para ti el buen tiempo es levantarte y que ya el sol esté puesto, que la temperatura oscile entre los 20 y los 25 grados todo el día, que de noche te vayas a dormir, y entonces llueva hasta por la mañana para que la gente y los animales del campo sobrevivan, pero eso es imposible". Y qué quieren que les diga, la mayoría de los días, lo que me apetece es lo que vaticinaba Pedro. Y debe ser que soy un tío crecido en la ciudad y que como escuchaba el otro día: "La fuerza más poderosa es la de la costumbre". Sí, Pedro, si en este día de lluvias, si pudiera, cogería un bañador y una toalla y me iría a la playa. Y te echo de menos, pero no por tu sabiduría, que también, sino por el cariño que te tenía, y tengo.

@JC_Alberto