La historia de la medicina está llena de curiosidades y anécdotas, como la de los médicos en el ejercicio de la profesión, y de hecho en tertulias recordamos circunstancias vividas, unas tristes, otras alegres, coincidiendo con que el paciente canario suele ser ocurrente y divertido, positivo incluso en momentos duros como la información de un diagnóstico irreversible o el fallecimiento de un familiar, donde las reacciones son variadas e imprevisibles, pero en cualquier caso aflora el temple de cada persona, sus fuerzas y debilidades. Y qué interesante sería retroceder en el tiempo y describir esas vivencias para entender un poco más el comportamiento humano.

Anécdotas las hay de todo tipo. Un momento simpático de la consulta es cuando acude un paciente de "campo" acompañado de su esposa. Él suele hablar poco y con pocas palabras sobre su historial, y ella, muy observadora, a veces contesta por él. Dígame, ¿cuánto fuma al día? Un par de cigarritos, doctor, para matar el vicio, contesta el paciente. De eso nada, apunta la mujer, no seas mentiroso y di la verdad, fumas un par sí, pero de cajas, y por eso mira la tos que tienes, que por las noches no me dejas dormir. Y vasitos de vino, ¿cuántos? Un par de mi cosecha en la comida, por cierto, en la próxima consulta lo traigo para que lo pruebe, verá que no hace daño. Doctor, no se crea lo que dice, matiza la mujer, en la comida un par sí, pero de botellas, además de lo que bebe con los amigos en el bar. Cuántas historias se podrían contar de las debilidades y grandezas de los pacientes y de su buen o mal humor.

Hoy quiero hablarles de hechos trascendentales en la historia de la ciencia, porque conocerlos nos puede alumbrar sobre múltiples cuestiones actuales y saber de las aportaciones de los científicos. Conocer la historia nos permite aprender de ella, entender la realidad actual y programar decisiones para el futuro. Concretamente, enterarnos de hechos históricos claves en el desarrollo y práctica de la medicina, como que desde que existe la escritura se conocen códigos y normas, como las primeras leyes del Código de Hammurabi, rey babilónico que en el año 1750 a.C. (13 siglos antes del Juramento Hipocrático) detalla cómo debe comportarse el médico, y aborda cuestiones como honorarios, aborto, estructura de la profesión, la lactancia mercenaria (gracias a la que los pudientes contrataban amas de cría para amamantar a sus hijos), estableciendo incluso sanciones contra faltas y negligencias. "Si un médico ha tratado a un noble de una herida grave con el punzón de bronce causando la muerte, o si ha abierto la nube de un ojo de un noble con el punzón de bronce y ha reventado el ojo, se le cortarán las manos. El médico que opere con el cuchillo de bronce al esclavo de un hombre libre y le provoque la muerte restituirá esclavo por esclavo. Si le abre un tumor del ojo con el punzón de bronce y destruye el ojo, pagará en plata la mitad del precio del esclavo".

Si una sociedad vive inmersa en la guerra y con ausencia de bienes básicos como alimentos y vivienda, no puede tener avances médicos, al contrario, estos se han desarrollado siempre en sociedades avanzadas, y ahí tenemos el ejemplo de Hipócrates, padre de la medicina, médico nativo de la isla de Cos que vivió entre los años 460-377 a.C. en el llamado siglo de Pericles (siglo V a.C.), símbolo del esplendor griego, que convivió con el arquitecto y político Pericles, con los filósofos Anaxágoras, Demócrito y Sócrates, con los poetas Eurípides y Sófocles, o con el historiador Herodoto, que, como en todo tiempo de bonanza, no se dedicaron solo a sobrevivir, también a la ciencia, al igual que en la Francia del Siglo de las Luces, durante el Imperio británico (siglo XIX) y en la Norteamérica del siglo XX. No puede darse una buena medicina si no mejoramos antes nuestra sociedad.

Acabo recordando al polémico Paracelso, al árabe El Hakim, o al cirujano Ambroise Paré, quien durante las guerras empleó nuevas técnicas, si bien todos coinciden en que si logramos que la medicina avance sin guerras, mejor que mejor.

*Doctor en Medicina y Cirugía

@JVGBethencourt