Leía hace unos días algo inquietante. Desde 2013 hay impulsado desde la Universidad sueca de Basel todo un serio estudio que podría eliminar los malos recuerdos que padecemos. Y han encontrado, en colaboración con otros centros, moléculas pertinentes para lograr ser administradas con este fin. Pero el debate ético está servido, ¿es "sano" olvidar? Nuestra sociedad lucha contra el alzhéimer y contra las lagunas mentales, lucha contra el olvido. No recordar en vez de superar y avanzar sería tergiversar nuestra existencia hasta hoy. Sería no sentir dolor, sería no aprender. Pero es más, ¿qué se debería olvidar y qué no, llegaría esto a ser una pérdida de memoria a la carta? Los primeros ensayos se han llevado a cabo con un grupo de 343 supervivientes de un genocidio, y sí es manifiesto que esto y los recuerdos de un gran trauma, a priori, debieran ser, si no eliminados, al menos sí aminorados.

¿Sería bueno olvidar la pérdida de un hijo? ¿Y olvidar que el propio hijo algún día existió? Y no deja de ser curioso que todo esto parta desde la base del estudio de la información codificada del ADN que lleva a rescatar los recuerdos, no a perderlos. Hoy ya, si no estuviera regulado de manera distinta, la ciencia ha logrado que por medio de la reproducción asistida elijamos el color de los ojos de nuestros hijos, el del pelo, eliminemos enfermedades que puedan tener?, y ahora llega el olvido. Si mezclamos todo esto con la gran información que dan a los más poderosos, por ejemplo, las redes sociales que ya son capaces de reconocer nuestra cara entre más de un billón de personas ¿Es esto un dominio mundial sin la capacidad de los individuos a decidir, a revelarse ante decisiones unilaterales? ¿Es esto quizás el mundo feliz de Aldous Huxley? Hay cosas que dan miedo.

@JC_Alberto