El debate sobre la reforma del sistema electoral de Canarias ha llegado a un punto que se podría calificar de surrealista. La última propuesta, respaldada por Podemos, NC, PP y PSOE, pasa, entre otros aspectos, por la incorporación de diez diputados más al Parlamento autonómico. Desde algunos ámbitos se ve como un derroche de dinero público. Para contrarrestarlo, los promotores de la idea han argumentado que el incremento de escaños no llevaría consigo un aumento del gasto, sino que se mantendría el mismo presupuesto que ahora mismo consumen los 60 parlamentarios que componen la Cámara. Sorprende que el debate se centre fundamentalmente en el coste y no en si Canarias necesita diez diputados más, pues existen razones suficientes para llegar a la conclusión de que las Islas tienen un número excesivo de representantes en su cámara legislativa. Es curioso que, casi dos años después de constituirse la Comisión sobre la Reforma del Sistema Electoral Canario, la opción que cuenta con más adeptos -de momento- sea la que conlleva aumentar el número de escaños. En un mundo en el que la mayoría de las empresas reducen el número de trabajadores, pues las nuevas tecnologías facilitan de forma notable la labor, el Parlamento de Canarias propone elevar la cifra de diputados. Debe ser que con la cifra actual no dan abasto. ¡Menudo ejemplo! ¿Y si en lugar de tratar de mantener los equilibrios territoriales con diez parlamentarios más lo intentaran con diez menos? ¿Han estudiado esa alternativa o está descartada para no dejar sin sueldo a alguno de los agraciados con escaño? Esta opción contaría con más apoyos, al menos en la calle.

Desde las denominadas islas no capitalinas se ve con bastante recelo el contenido de la nueva fórmula de reparto de escaños, ya que se aleja de la "triple paridad" y rompe los equilibrios internos que se han venido respetando hasta ahora. Es evidente que las más beneficiadas serían Tenerife y Gran Canaria, islas que se llevarían la mayor parte de los nuevos diputados. Sin embargo, hay voces que estarían dispuestas a aceptar la propuesta si eso permite sacar la reforma por consenso. Respetando ambas posturas, conviene insistir en que el verdadero debate es si el Parlamento de Canarias necesita diez escaños más o no. Porque la ecuanimidad que proporciona el actual sistema puede buscarse por otros caminos que respeten tanto el aspecto territorial como el poblacional. Eso sí, sin medidas surrealistas.

La carencia de áridos en Tenerife puede poner en peligro muchos de los proyectos que la Isla tiene en mente. A juicio de determinados constructores, hoy en día ya existen dificultades. Las autoridades públicas reconocen que el problema existe, pero más bien a largo plazo. A corto y medio está resuelto. Según publicó EL DÍA esta semana, ahora mismo solo existe una cantera en funcionamiento, ubicada en Arico, y le quedan alrededor de seis meses de vida. Desde el área insular de Política Territorial se ve con más optimismo la situación. Lo importante, no obstante, es buscar una solución.