El tema de Cataluña se ha visto abrumado y tergiversado, especialmente en estos días, a su vez ciertamente convulsos y complicados. No hay duda de que Cataluña es parte fundamental de España. Sin embargo, algunos dirigentes que se han incorporado a la reutilización de esta idea, históricamente, vuelven a las andadas, sea desde Bruselas o desde la propia España.

Esto me ha hecho recordar unas declaraciones en ABC, a poco de ser nombrado arzobispo de Barcelona, diciembre de 2016, luego cardenal Omella, en las que entre otras cosas decía lo siguiente: "He hecho un esfuerzo para entender bien a los catalanes". Recuerdo que en sus primeros años al frente de la diócesis ha intentado mantener una actitud de diálogo y escudo. Nosotros le conocimos en su tierra de Teruel, y luego, ya sacerdote, al ser destinado como coadjutor en la Daroca, Zaragoza.

Se pone de manifiesto la sensibilidad de los obispos catalanes, como también los vascos y andaluces, para comprender mejor esa tierra española, nacida en Aragón y que ha servido a la Iglesia. Se ratifica la esperanza en encauzar y mejorar, desde el lado espiritual, su etapa de cardenal en Barcelona. Los campos político y espiritual son dos maneras de trabajar en la pastoral de la Iglesia, porque quizá haya una concepción peculiar desde el evangelio y desde la sociedad. En tal sentido, y por conocerle como aragonés, puedo opinar que esa tarea o posición de monseñor Omella, para trabajar por el bienestar de los catalanes, se ha cumplido. Y traigo estas citas, tras dos años, porque se están cumpliendo.

*Académico