La independencia catalana ha sido una cosa vista y no vista. Una especie de bosón de Higgs. Una república que no se sabe si es onda o partícula. La declararon como de tapadillo, a trancas y barrancas, con menos votos que socios del Barcelona y en contra de todas las leyes del país. No solo de España, sino de Cataluña, que también se las pasaron por el refajo.

Tanto le han tocado los bajos a ese caracol político llamado Mariano Rajoy Brey que han logrado que actúe con decisión. Un hecho histórico sin precedentes: Rajoy actuando con decisión. Toma ya. El presidente llevó hasta el Senado el artículo 155 de la Constitución haciéndose con todos los poderes de la autonomía catalana. Y patada en el culo al gobierno autonómico, al parlamento y a los principales cargos políticos.

Pero eso ya se lo esperaban los independentistas. De hecho estaban preparados: escudos humanos ante las instituciones para impedir el paso de los funcionarios del Estado, huelgas salvajes de la administración, resistencia a marcharse de los centros oficiales, martirios... Pero resulta que Madrid decidió convocar elecciones para el 21 de diciembre, o sea, dentro de cincuenta días. Y claro, a los sececionistas se les ha hecho la picha un lío.

¿Se pueden presentar los políticos de la república independiente esotérica de Cataluña a unas elecciones convocadas por un país extranjero? La pregunta se las trae, porque resulta que ese país extranjero es el que va a tomar el poder, con la fuerza que sea necesaria, en el país esotérico propiamente dicho. Y si los independentistas no concurren a las elecciones de diciembre, ocupados en la lucha callejera por la república etérea, se van a quedar fuera de las instituciones autonómicas, con lo que le harían a Madrid el favor del siglo.

Los independentistas están obligados a formar un "frente soberanista" para intentar rentabilizar el voto. Y se presentarán a unas elecciones "extranjeras". Chúpate esa. Una parte de la burguesía del PDeCAT romperá con la otra. Si se formase una coalición de los partidos constitucionales, las elecciones serían una especie de Español-Barsa, pero no va a ser así. Los independentistas, que tendrán algunos líderes imputados o en el talego, irán juntos, aunque mal avenidos, y los otros cada uno por su lado. Y el parlamento catalán volverá a ser una cosa parecida a la que es hoy, quizás con algún apoyo menos para los soberanistas, que no han podido meter más la pata en menos tiempo.

Pero lo importante es que el nuevo parlamento de Cataluña nacerá de unas elecciones "autonómicas". Y llegará con la lección aprendida. Es un mal negocio que decidas quitarle el bocadillo al grandullón de la clase, si te saca un metro de alto y dos de ancho. Es mucho mejor negociar con él para que te deje pegarle un par de mordidas. Mirad a los vascos, estúpidos, que diría Clinton.