Ahora que empieza el curso escolar es bueno recordar a nuestros profesores. Los hemos tenido en el antiguo Bachillerato Elemental -Pious School y Escuelas Pías en mi caso- y también en el Superior -en el Quisisana-, así como el COU en el Instituto Andrés Bello de Santa Cruz de Tenerife. Hoy quisiera referirme a mis profesores universitarios en la licenciatura de Derecho en la Universidad de La Laguna.

Llegar al primer curso de la Universidad allá por el año 1977, y con diecisiete años, fue un acicate tremendo. Estábamos en la recién inaugurada democracia, y las ganas que teníamos de ambiente intelectual y de cultura en general eran enormes. Mi padre era jurista, así que decidí seguir sus pasos.

Me gustaría destacar a un profesor de la Facultad de Derecho de la ULL, uno de cada curso universitario. En primer curso, quisiera hablar de José María Hernández Rubio. Sin lugar a dudas, uno de los profesores más conocidos de la universidad lagunera de todos los tiempos. Catedrático de Derecho Político y magnífico fotógrafo, era un auténtico erudito. Son además célebres numerosas anécdotas de su vida no precisamente universitaria. Desde negarse a levantarse en una conferencia para que ocupase su puesto un gobernador civil ("no me levanto. Catedráticos de Derecho Político hay seis en España. Gobernadores civiles, cincuenta", le espetó al policía que le rogaba que cediese su sitio) a su artículo sobre el alcantarillado del Imperio Romano y el de La Laguna en los años sesenta del siglo XX -mejor el romano-, y a su comparecencia en un baile en una institución privada con señoritas de muy clara reputación... Hernández Rubio era un gran intelectual. Dio su último curso universitario con nosotros. Sus clases, minuciosas y detalladas, eran de antropología política y también social. Conocimos desde la antigüedad la relevancia de las instituciones políticas de los más variados pueblos de la tierra.

En segundo curso, también en Derecho Político, nos impartió docencia Aureliano Yanes. Tuvimos la inmensa suerte de conocer en profundidad la Constitución española de 1978 aun antes de ser aprobada. Desde octubre de ese año estudiamos todos y cada uno de los artículos de la nueva Carta Magna, que sería aprobada el 6 de diciembre de ese año. A nosotros nos producía la sensación de estar ante algo nuevo e histórico. Y tras casi cuarenta años no cabe duda de que ha sido y sigue siendo un referente de la vida política y social española.

En tercero de Derecho quiero destacar al catedrático Gaspar Ariño. Recién obtenida su cátedra, fue la Universidad lagunera su primer destino. Verbo cálido y palabra fácil. Con el profesor Ariño cada clase era magistral. Dominio no sólo del Derecho Administrativo, sino de la Historia de España. Nos inculcó la importancia del Estado de Derecho y la trascendental labor de la Administración, que ya era también autonómica. Su personalidad, su erudición, su magnífica docencia, no las olvidaremos nunca. Un auténtico lujo.

Alberto Guanche es el profesor al que quiero referirme en cuarto de Derecho. Tenía un conocimiento profundo del Derecho Laboral, ya que, además de profesor, era abogado laboralista. Era una asignatura a la que especialmente tenía ganas de conocer, ya que mi padre era magistrado de Trabajo de la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Guanche era cercano, amable y además muy trabajador. Con él conocimos una de las primeras sentencias del Tribunal constitucional español; en concreto, la referida al tema de la huelga. Fue consejero de Trabajo del Gobierno de Canarias presidido por Jerónimo Saavedra. Su temprana muerte nos conmocionó a todos.

El Derecho Internacional ya había concitado mi interés en tercero de licenciatura. El Derecho Internacional público, sobre todo, el referido a la entonces Comunidad Económica Europea (hoy, Unión Europea), de la que España aún no formaba parte -nuestro país fue miembro de pleno derecho el 1 de enero de 1986-. El hecho de que fuera el único organismo internacional cuyas leyes -directivas- fueran directamente aplicables en los países miembros fue algo que siempre me llamó la atención. En quinto de Derecho, se impartía Internacional Privado. El profesor fue Manuel Pérez. El tema de la nacionalidad me apasionaba. Y, sobre todo, el de la multinacionalidad, es decir, el hecho de que una persona pudiera tener varias nacionalidades, según se aplicase el "ius soli" -se obtiene la nacionalidad por el hecho de nacer en un país- o el "ius sanguinis" -se obtiene la nacionalidad por ser hijo de padre o madre de un país-. Así, por ejemplo, si un hijo de un español y una francesa -países donde rige el "ius sanguinis"- nace en el Reino Unido -"ius soli"- tiene nada más nacer tres nacionalidades. Si, por ejemplo, se queda huérfano y es adoptado por un alemán y una danesa, tendría cinco nacionalidades. Y si residiese un tiempo en un país que aplicase el "ius domicilii" podría llegar a poseer seis nacionalidades. Eso sí, siempre me quedó claro que sólo una sería la efectiva. Fueron siempre muchas las preguntas y los interrogantes sobre la multinacionalidad. Manuel Pérez fue también conocido por su participación en programas televisivos sobre folclore regional.

Feliz curso universitario a todos.

*Presidente de TuSantaCruz