En el verano de 1961 se había promocionado en la isla unas jornadas de divulgación cultural a instancias del Ministerio que se ocupaba de estas cuestiones y comandadas por un gallego entusiasta y secretario de la Delegación del Gobierno, Francisco Pernas.

Jornadas que motivaron a mucha gente, que se desplazó a los diferentes pueblos mediante guaguas puestas a su disposición y que despertaron gran interés. Como universitario fui invitado a dar una charla en El Golfo que titulé "Nuestra querida civilización", la cual no fue del agrado de algunos intelectuales, que la consideraron subversiva y fuera de contexto, cuando en realidad el argumento giraba alrededor de las desigualdades sociales a las que el gran capital mangoneaba dirigiendo el mundo y enviando a la cuneta de la historia a los desheredados de la tierra.

Disertación que originó que en charlas sucesivas se intentara combatir y contradecir mis fundamentos haciendo alusión a la ingenuidad de mi juventud acompañada de cierto romanticismo no más allá de una pura retórica y de un predicamento pseudopolítico.

Con todo esto se me había instalado una magua pendiente que pude resarcir en la clausura de estas jornadas en el escenario del recordado cine Álamo, en una velada nocturna con un público a rebosar pendiente de lo que allí podía acontecer. La tribuna ubicada para las disertaciones de la noche estaba integrada por Pernas, Juan Ramón Padrón, el médico; Zaida, una compañera que estudiaba Clásicas en Madrid, y por mí, que estudiaba medicina en Granada.

Juan Ramón, que destaca por su oratoria atinada y certera con un discurso ajeno a folios, como siempre, remarcó la labor y empeño de la juventud herreña, tanto de los que trabajaban desde dentro para hacer de El Hierro una isla grande como la de aquellos que podíamos irnos fuera a estudiar. Nos consideró Juan Ramón como referentes y adalides de la juventud universitaria de aquel momento histórico, preocupados, además, por lo que acontecía en la sociedad actual. Pernas hizo un resumen del desarrollo de las jornadas, que fueron acogidas con entusiasmo por aquellos pueblos a donde se fue. Zaida habló sobre su carrera universitaria. Y en mi charla, bajo el título de "Nosotros, la Juventud", tuve la oportunidad de poner algunos puntos sobre las íes y manifestando, una vez más, que la rebeldía que teníamos no era romántica ni azul ni roja, simplemente rebeldía la que debía desarrollar la juventud ante el desajuste social evidente que nos daba en la cara como un salivazo.

Charlas que trasladé a Granada, y en las tardes domingueras en la calle Elvira, en casa de Pedro Frías, que facilitó que nos citásemos estudiantes canarios preocupados por las Islas, lo que dio origen más tarde a la fundación de un hogar canario en aquella tierra andaluza.