Me parece de lo más sensato que el presidente del Cabildo haya pedido la colaboración económica del Consejo Superior de Deportes (que depende del PP en Madrid) y de la Federación Española de Baloncesto de cara a poder celebrar en Tenerife el próximo año el Mundial Femenino de Baloncesto. Lo contrario sería una temeridad. Sin embargo, hay quien políticamente lo hubiese asumido sin encomendarse ni a dios ni al diablo, y lo que a priori parece un festival se hubiese convertido en una trampa económica que tendríamos que pagar todos. Que Tenerife sea definitivamente sede del basket mundial será maravilloso porque habría mil aspectos que redundarían en nuestra isla; pero no podemos hacerlo a cualquier precio y corriendo como si no hubiera un mañana.

Si Carlos Alonso o José Manuel Bermúdez deciden invertir 6,5 millones de euros para celebrar en Tenerife el Mundial Femenino de Baloncesto 2018, los mismos que hoy los critican por haber tardado en firmar, serán los que mañana los querrán quemar en la hoguera. Los llamarán irresponsables por no invertir en lo que realmente necesitamos y que para ellos son las carreteras o los asuntos sociales. Y es que la política, y sobre todo desde la oposición, ya no parece responder a ningún decálogo ideológico, sino a querer hacerle la puñeta a quien manda sin que importen demasiado las consecuencias. Hombre, y como que no.

@JC_Alberto