No hay mesa de negociaciones entre Coalición y PP, pero eso no quiere decir que no se esté negociando de otra manera. Los nacionalistas canarios están preparados para enseñar los dientes en Madrid. El solitario voto de Ana Oramas en el Congreso sigue siendo fundamental para que el Gobierno de Rajoy mantenga una mayoría de votos o de bloqueo. Es en ese terreno donde Coalición va a asomar el colmillo para que las jerarquías del PP empiecen a ocuparse y preocuparse por lo que está pasando en las Islas.

Lo que pasa es que en Madrid no se cogen el trasero con las manos. Lo de Cataluña los tiene en un sinvivir. El desafío soberanista de la Generalitat es el gran tema que tiene sorbido el seso de la corte de los imposibles. Mariano Rajoy está repasando los planes de contingencia para adentrarse en la penumbra de una situación jamás vista en España (la suspensión de una autonomía) y la oposición, con Pedro Sánchez a la cabeza, está evaluando de qué manera puede salir lo mas indemne posible de esa situación traumática.

A pesar de todo, tendrán que ocuparse de lo de Canarias. Porque les afecta. Asier Antona y el PP ha puesto muy caro el precio del pescado. Los nacionalistas no están dispuestos a darles todas las áreas de poder que han pedido ni están por reducir la recaudación de impuestos que llena los bolsillos de la hacienda de las Islas. Los populares canarios se mantienen firmes en sus pretensiones. Entre otras cosas porque las han hecho públicas y quedaría muy feo dar una reculada tan importante a las primeras de cambio. Para romper esta situación de bloqueo hace falta que una de las dos partes ceda y como bien se sabe, la cuerda se suele partir por el lado más débil.

Determinar cuál es esa debilidad es imposible. El daño que se pueden hacer unos es considerable. Para Coalición sería un drama seguir con un Gobierno en minoría lo que queda de legislatura, gobernado desde una oposición mayoritaria. Pero para Mariano Rajoy perder la posibilidad de tener una mayoría -salvo que lograsen el milagro de sumar contranatura el voto de Nueva Canarias- también sería un infierno que difícilmente podrían resistir.

A lo largo de las próximas semanas ese pulso se va a escenificar en toda su crudeza. Por eso Coalición no tiene demasiada prisa en acelerar las conversaciones con los populares canarios que el viernes tendrán otra función teatral. Las papas están al fuego y hay que esperar a que se hagan un poco más y se ablanden. En el PP de las Islas deben saber que toda la fuerza negociadora que han manejado hasta hoy está condicionada por los intereses generales del partido. Hasta ahora han tenido toda la libertad para negociar con extrema dureza en sus posiciones. Pero la política es un sistema de vasos comunicantes y aterrizar en una voladura de los pactos que hasta ahora han sacado del atolladero al PP en Madrid podría resultar inaceptable.

Por eso mientras la cuerda de tensa, los ojos están puestos en el teléfono.