Tras veinticuatro años con un festival estable, se presenta nuestro Cabildo de Tenerife, apañadito, elegante, muy apropiado, y lo más importante, sin problemas económicos y financieros, a intentar cortejar el género.

Días pasados, el máximo mandatario del organismo insular, don Carlos Alonso, hombre trabajador incansable y luchador nato que destaca por su afán de darle a nuestra tierra tinerfeña lo mejor de sí mismo, presentó el programa para la temporada lírica 2017/18 del Auditorio, que incluye, además de varias óperas y conciertos, la zarzuela "Luisa Fernanda", una de las más importantes de este género tan español. Ya el próximo mes de junio tendremos el placer de ver "Doña Francisquita", del maestro Amadeo Vives, con un excelente reparto. En esa presentación y entre otras muchas cosas, habló de lo positivo de la programación que permite la creación de un importante contingente de nuevos empleos. ¡Albricias! Por fin una autoridad representativa de la tierra se ha dado cuenta del filón que simboliza la cultura musical para la creación de puestos de trabajo en la isla. Me congratula esta decisión, pues ha logrado desarrollar este campo en el que se precisa una gran variedad de empleo, carpinteros, pintores, maquinistas, iluminadores, attrezzistas, sastres, planchadores, además de diseñadores de vestuario y escenografía, y un sinfín de puestos de trabajo indirectos que dan un valor añadido a nuestra maltrecha economía, tan necesitada de bajar el alto listón del paro. Y todo eso desde las propias instalaciones que ya posee el Cabildo.

Reitero mi felicitación, y aunque llevo hablando de este tema muchos años, no me importa en absoluto que una autoridad canaria se apunte un tanto y aparezca como el salvador del desempleo. Sin embargo, aquí viene mi pero, me apena bastante la desconsideración tan grande que ese organismo ha tenido con el Festival de Zarzuela. Puede ser por la edad, pero me entristece, me duele y me han tocado el alma, al haber dejado encallado el barco en el que me monté hace casi veinticinco años con mi gran amigo Santiago Padrón de Las Palmas, ya que ambos fuimos los precursores de la recuperación del género musical para Canarias. Gracias al apoyo incondicional que dio don Jerónimo Saavedra, hemos cumplido años cubriendo una parte cultural que se había olvidado en las Islas, y ahora llega el Cabildo junto al Auditorio, y sibilinamente intentan llevarse mi querida zarzuela, sin contar con la Asociación. Pueden mejorar la calidad de las representaciones y dedicarle dinero, y lograrán más espectadores para un género adormecido por la falta de financiación. Lo único importante es que resurja y las futuras generaciones tengan el recuerdo de un estilo que representa la idiosincrasia de nuestro pueblo.

Qué falta de respeto por alguien que ha dado parte de su vida por la cultura musical en Tenerife. Años de lucha y sinsabores junto a un montón de compañeros como José Sabaté, José Luis Mederos o los hermanos Bello. ¡Cuántos créditos personales firmados para sacar adelante una función de ópera o zarzuela! Ahora parece que no tiene ningún valor ni reconocimiento, se la quito a la Asociación y al Ayuntamiento, del Teatro Guimerá, e intento llevarme al Auditorio que allí tengo un saco sin fondo y me sirve para sacarme la foto y colocarme los laureles.

Durante años he sido una persona respetada y apreciada en los medios de comunicación y por los altos funcionarios con los que trataba, y sin su inestimable ayuda no podríamos haber conseguido levantar el telón en los más de sesenta títulos representados. Después llegó la crisis y la situación vino a menos, pero no me van a quitar el gran honor de haber dado cancha a una gran cantera de artistas que han participado en el Festival, algunos actuando en los teatros más importantes del mundo. Ese es mi legado, conseguir hacer una representación de zarzuela con un reparto de la tierra.

Tampoco me han dado opción para trasladarles mis conocimientos, y culpo a esos responsables que han tomado la decisión de pretender apartarnos de una manera chapucera y deshonesta, y dejarnos con las migajas. Los responsables de cultura del Cabildo están desaparecidos y no dan explicaciones, pero algún día llegará una ley que impida a los políticos ser empresarios y cargarse la iniciativa privada.

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