En la efervescencia republicana coincidieron tres firmas que, por distintos caminos, renovaron el anquilosado teatro español, entre el astracán y la alta comedia, el rancio costumbrismo y el estilo de Muñoz Seca. De aquel panorama cansino emergieron García Lorca, que acercó la pasión a la intelectualidad y al gran público; Jardiel Poncela, que abrió un surco al humor inteligente, y, en la tercera vía -la alternativa lógica y milagrosa para todas las situaciones-, el asturiano Alejandro Casona, que lideró una corriente de poesía y evasión para envolver la puntualidad y tedio cotidianos, para iluminar los días y las almas.

A este "maestro de escuela", como le gustaba llamarse, debemos una comedia vinculada a la estación recién llegada y, por encima de que tiene que ver con la estación abierta y, también, con la esperanza, esa mochila que, contra la adversidad y el sino de los tiempos, nos permite mantenernos en el rincón, sin tirar la toalla y a la espera del próximo asalto. "Prohibido suicidarse en primavera" es su título y, por memoria remota, lo relaciono con una noticia de tanta trascendencia como variados y confusos ecos. Me refiero a la entrega de armas de la banda terrorista ETA, que ensombreció la infancia, juventud y madurez de tantas generaciones y que tiene en su trágico inventario casi un millar de víctimas y una secuela de innumerables víctimas y daños colaterales.

Este gesto, con el que se quiere descriminalizar una actitud y un comportamiento de décadas, sólo convence a los miembros de una facción radical y a su entorno. El resto de la ciudadanía -que quiere vivir sin muertes, riesgos ni amenazas- necesita algo más que una escenificación de un propósito incompleto como es la entrega de un arsenal, cuya dimensión sólo conocen sus dueños. Pide que a esa acción, que tiene mucho de propaganda, se vea acompañada por la confirmación de la desaparición de una banda que, como otros vestigios de un pasado canalla, no tiene sitio en nuestra democracia, imperfecta pero real, ni en nuestro tiempo, que tan pronto da zozobras como apunta futuro. Necesitamos saber que ETA ha dicho "prohibido matar en primavera", en el sentido literal y con todos sus modos y consecuencias. Para que la primavera, como estado de felicidad, se extienda a todo el año.