El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife ha trucado el jurado del concurso de murgas a petición de algunos murgueros. Y hoy, el resto se anda subiendo por las paredes sin entender cuál es el poder que les otorga la concejala Gladys de León a los Bambones y a los Triqui Traques, pero, sobre todo, el porqué. Ambas formaciones presentaron sendos documentos contradictorios entre sí, en el que por razones opuestas vetaban a mi compañero Gonzalo Castañeda. El domingo, a veinticuatro horas de la primera fase de anoche, la concejala llamó a Castañeda para darle la patada. Y el lío está armado. Nadie recuerda ningún reglamento, base o precedente en el que un par de murgueros cambien a un jurado porque le sale de la entrepierna, y menos aún que la responsable de Fiestas se pliegue a las peticiones de dos personas en detrimento de todas las demás.

Conozco a demasiados murgueros y he tenido el honor de presentar la gran final del concurso de murgas nueve años. Es su fiesta, son sus días y lo llevan preparando todo un año. No es de recibo que se vaya a poner en entredicho la decisión de un jurado descafeinado. De un tiempo a esta parte, además, son muchos los miembros que lo conforman que son especialistas en nada. Ya está bien. Me han llamado mil veces o más, y la basca está indignada no, lo siguiente. Sencillamente, esperan una explicación del Ayuntamiento sobre cómo se conforma un jurado, quién lo puede modificar y por qué. Y sinceramente, creo que el colectivo del acto más importante del carnaval se merece esa explicación. Aunque claro, más de un político prefiere cualquier otro concurso.

@JC_Alberto