La economía canaria ha despuntado en 2016, manteniéndose a la cabeza del país en crecimiento económico y con uno de los mayores índices de confianza de la historia post-crisis, si bien no podemos olvidar que son los cimientos de la recuperación del empleo en un plazo no menor de 6 u 8 años más, pero no la única condición necesaria, ni es lo único que precisaremos para ello.

Como primera tarea tenemos a oportunidad de aprobar, en el mes de marzo, la nueva ley del suelo de Canarias, que posibilitará la simplificación de los planes urbanísticos y el desatasco de proyectos empresariales estratégicos y comunes.

También empezaremos a ver la recuperación del sector de la construcción a través del incremento de la inversión pública propiciada por el Fdcan, con la cofinanciación de los cabildos, que sumarán en su conjunto más de 200 millones de euros.

Así y todo, debemos observar minuciosamente cómo evolucionan los mercados turísticos, la anunciada subida progresiva de tipos de interés, el efecto de la era Trump, la incuestionable subida de los precios de la gasolina y la energía, o las consecuencias de la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

Dentro de Canarias también debemos priorizar actuaciones estratégicas en vivienda, rejuvenecimiento de infraestructuras, eficiencia energética, regeneración de zonas urbanas, mejora de inversiones hidráulicas o avances en las condiciones de licitación pública que permitan un mayor acceso de las pymes canarias en igualdad de condiciones competitivas.

Y como necesidad imperiosa, dentro de las relaciones Canarias-Estado, consolidar una buena financiación autonómica, la mejora del acceso de las empresas a los Incentivos Regionales, la aprobación de medidas complementarias en los aspectos económicos del REF y algunos flecos interpretativos de los aspectos fiscales

pedroa@ceoe-tenerife.com