Platón, Aristóteles o Popper han discutido a lo largo de la historia el sentido del concepto del "bien común", una conjetura caprichosa que se ha ido adaptando a la sociedad con la misma facilidad que el poder a las instituciones públicas. Allende las fronteras de la Grecia antigua y el Reino Unido, en Canarias, nuestros políticos sofistas han logrado reformular la teoría platónica y aristotélica del bien común gracias al estudio metafísico de los pactos en cascada.

Por el bien de la ciudadanía, los mismos socios mantienen pactos en Tenerife y los rompen en el resto del territorio, a la vez que critican los métodos los mismos que forman parte de un juego de póker donde siempre gana la banca de los partidos. Por el bien de la ciudadanía se contrata a un importante número de asesores del presidente con estudios de Bachillerato, mientras los universitarios que obtuvieron su título en el Archipiélago son los que peor porcentaje tienen de toda España a la hora de conseguir empleo.

Por el bien de los ciudadanos el Ejecutivo canario se carga el Comisionado de Inclusión Social mientras los habitantes de esta tierra tienen una renta muy por debajo del resto del Estado y la pobreza relativa se ha multiplicado por dos desde el estallido de la crisis; cuando los informes ponen en evidencia una situación comprometida, lo mejor es eliminarlos. Por el bien de la ciudadanía se habla de nueva política con mañas de la vieja, aquella que se suponía perdida y que reaparece continuamente para recordarnos que las peleas, los protagonismos y la instrumentalización del poder siguen dando buenos resultados a los que acomodan consejerías.

Por el bien de la ciudadanía se guardan minutos de silencio por las víctimas de la violencia machista en las instituciones públicas, mientras las mismas ven cómo Canarias se convirtió en el segundo trimestre del año en la comunidad autónoma con más víctimas del terrorismo de género, con una tasa de 22,5 mujeres por cada 10.000, y más de 10.845 órdenes de protección durante ese mismo periodo de tiempo. Por el bien de la ciudadanía la ruptura del pacto regional genera inestabilidad e inseguridad jurídica para la generación de actividad económica y la consiguiente generación de empleo, sin embargo la consejera Rosa Dávila nos propone un ejercicio de peripecia cognitiva asegurando que "nunca antes un Gobierno en Canarias había conseguido tantas cosas en tan poco tiempo". Por el bien de la ciudadanía los partidos tradicionales han sustentado un sistema electoral que es el más desproporcionado del mundo, con CC como el partido más beneficiado, con una regulación que hace que, siendo la tercera fuerza en votos, sea la primera en escaños.

Por el bien de la ciudadanía el PP dará apoyos puntuales a CC con el apoyo de ASG, para luego incorporarse a un gobierno que según Asier Antona "exprime a los ciudadanos y demuestra una clara falta de gestión, más preocupado por cuitas internas que por los verdaderos problemas del Archipiélago".

Ya lo dijo el escritor mejicano Marco Aurelio Almazán: "La política es el arte de impedir que la gente se meta en lo que sí le importa"; así ocurre en Canarias.

@LuisfeblesC